Las contraseñas de acceso a todo tipo de servicios online deben ser tomadas muy en serio. Un floreciente negocio está robando contraseñas para cometer fraudes, extorsiones y otros delitos a tu costa.
Si eres usuario de cualquier servicio online, desde correo electrónico web hasta servicios bancarios, compras en tiendas web, etc., necesitarás usar varias contraseñas, incluso a diario.
La contraseña es el medio para demostrar que estás autorizado a acceder a dicho servicio. Si tu contraseña es fácil de averiguar, o si la guardas en un lugar no seguro, otras personas podrán acceder a sus movimientos bancarios, realizar compras a cuenta tuya, suplantar tu personalidad e incluso cometer delitos y cargarte con la responsabilidad.
Aunque parezca mentira, la clave más usada es "123456". Tiene la ventaja indudable de que es muy sencilla de recordar, pero no sólo para ti, sino para cualquier aspirante a hacker. Es tan tonto como dejar la llave de casa debajo del felpudo, aunque también podrías publicar un anuncio en la prensa donde muestres tu usuario y contraseña.
Los primeros puestos se completan con otras claves tan seguras como "qwerty", "password", "123123", "654321", "abc123", "qwe123", "1q2w3e4r"... Algunos internautas más audaces van más lejos: en vez de "123456", usan "12345678", lo que les aporta más seguridad que un airbag.
Otros, sin ser eremitas ni nativos de la selva amazónica, dan por hecho que a nadie se le va a ocurrir teclear su nombre, número de teléfono, fecha de nacimiento, nombre de pila, año actual (p.ej. 2017), lugar de nacimiento o residencia, o simplemente usar como contraseña lo mismo que su nombre de usuario o su dirección de correo electrónico. Al fin y al cabo, casi todos esos datos son visibles y públicos en su cuenta de FaceBook.
Conviene distinguir entre las contraseñas de servicios privados más confidenciales y las que usamos para fines de entretenimiento sin mayor relevancia. Por ejemplo, una cuenta de usuario de un foro donde charlas sobre bonsáis, recetas de cocina o los monumentos de tu comunidad autónoma no es algo que te vaya a provocar un infarto en caso de que alguien logre hackearla y usarla en tu nombre.
Sin embargo, que alguien averigüe tus claves de acceso a tu banco online resulta bastante más peliagudo. Podría transferir dinero de tu cuenta corriente a otra suya en las Islas Caimán o en Rusia, que inmediatamente cerrará, llevándose tus ahorros.
Igual que no deberías dar a nadie el pin de tu tarjeta de crédito o débito, debes proteger especialmente las contraseñas de tus servicios bancarios y aquellos otros donde tengas datos confidenciales, incluyendo las tiendas online donde estés registrado.
Si no tienes la memoria de un elefante, deberías comer rabillos de pasas, buscar un buen método nemotécnico o simplemente anotar tus contraseñas en algún lugar seguro.
Llegados a este punto, y para no hacer el artículo demasiado largo, os recomiendo leer la continuación en: Contraseñas, cómo elegir una clave segura, donde te damos consejos para obtener contraseñas seguras y libres de robo.
Fernando Sánchez Gómez
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