Las Redes Sociales y los medios de comunicación: A la caza del Disidente

En los últimos años y a raíz de la indignación producida por los casos de corrupción y la crisis económica se extendió por el país un ambiente propicio a las salidas fáciles y demagógicas. La enorme influencia de los medios de comunicación que han amplificado los efectos de las redes sociales ha contribuido a difundir ideas y propuestas a cuál más absurda con el fin de superar los efectos de la crisis económica y conseguir la ansiada regeneración de nuestro sistema político.

No hay día que no hayamos leído o escuchado que "suprimiendo el Congreso y o el Senado y eliminando a la clase política" se iban a resolver todos los problemas económicos del país. Un país del que se afirma, sin ningún rubor, que tiene casi 500.000 cargos públicos, muchos más que Alemania y otros grandes países, que han saqueado España en beneficio de la Banca y de ellos mismos, que cobran como Diputados del Congreso, el "descomunal sueldo de 4000 euros al mes", mientras la mayoría de los españoles apenas cobran el salario mínimo.

Todas estas tonterías que se dicen y escriben con total impunidad están creando una mentalidad profundamente hostil a la participación política y en definitiva al buen funcionamiento del sistema democrático. La democracia representativa necesita personas que se involucren y gestionen en nombre de los ciudadanos los Ayuntamientos, diputaciones, Gobiernos Regionales o el propio Parlamento español. Estas personas merecen mayor respeto que el que se les brinda mediante insultos en las redes sociales.

La mayoría de nuestros políticos son honestos y se esfuerzan por hacer su trabajo lo mejor posible. El que haya una proporción de ellos que se aprovechen de su cargo no quiere decir que todos los políticos sean unos chorizos. Es lo mismo que decir que si un fontanero hace mal su trabajo y te estafa, todos los de su gremio son unos sinvergüenzas.

A veces, uno se asombra de escuchar soluciones mágicas a los problemas del país e incluso del mundo en las redes sociales y observar la gran repercusión mediática que encuentran, cuando las soluciones propuestas no dejan de ser, en muchos casos, una sarta de tonterías, tonterías que antes escuchabas al borracho del bar y ahora sufres en las redes sociales con machaconería.

Lo malo de todo esto es que se está creando un "nuevo pensamiento único" que estigmatiza al que no está de acuerdo con la corriente o tendencia mayoritaria.

En las redes sociales no se debate, se combate y el que no está de acuerdo con la mayoría es sencillamente crucificado. Este pensamiento único que se está imponiendo en nombre de los ciudadanos o del pueblo es intolerante e inquisitorial y nada respetuoso con los demás. Por ejemplo, si alguien defiende la fiesta de los toros, porque le gustan, es inmediatamente vituperado como asesino de los animales; si a alguien le gustan las procesiones de Semana Santa, ya saldrá alguien reprochándole no luchar contra ellas y conseguir un país laico, sin procesiones; si alguien critica el vocerío de algunas feministas que desearían liquidar al "macho", rápidamente puede ser acusado de misógino o de bárbaro machista y así sucesivamente. Lo lamentable es que estamos creando una sociedad intolerante, inquisitorial, incívica y escasamente democrática con esos comportamientos.