El encuentro internacional de San Enrique de Ossó llega esta semana a Alba de Tormes

Mañana 27 de julio y el martes 28 de julio, Alba de Tormes acogerá dos dos grandes concentraciones de alumnos y miembros de la Compañía de Santa Teresa (vulgo "Teresianas") fundadas por San Enrique de Ossó. Se trata de una peregrinación que ha comenzado en Tortosa, que ha seguido en Ávila y culminará en Alba de Tormes.

La concentración de jóvenes (entre 16 y 26 años) para el lunes prevé la presencia de un número que supera los 200 y, además de la visita al CARMUS e iglesia de las Madres Carmelitas, están organizados diversos actos lúdicos y una comida. Habrá incluso talleres sobre la figura e importancia de Ossó dentro del movimiento de recuperación del teresianismo en el siglo XIX.

Mientras que más numerosa será la concentración de adultos, en torno a los 600, contando además con la presencia de bastantes miembros de las religiosas teresianas. Visitarán el CARMUS y la iglesia de las Madres, pero con una particularidad, la de resaltar y poner en evidencia lugares y objetos vinculados con esta figura que vino a Alba de Tormes en 7 ocasiones entre los años 1875 y 1892. Participaran además en la misa solemne del peregrino que estará particularmente organizada y celebrada en vista del grupo y teniendo en cuenta las muchas veces que él celebró ante el sepulcro y predicó en esta iglesia de las Madres.

Ossó inaugura el turismo religioso moderno a Ávila y Alba de Tormes sirviéndose de los medios técnicos de última hora, como era entonces el ferrocarril. La primera peregrinación que hizo a Alba de Tormes fue en los días de la Transverberación de 1877, un acontecimiento de repercusión nacional y que coincidió con la vuelta de los Carmelitas Descalzos a su antiguo convento de san Juan de la Cruz que, por motivo de la exclaustración, lo habían abandonado en 1836.

Unas jornadas de reencuentro entre Alba de Tormes y la figura de Ossó

San Erique de Ossó se sentía muy a gusto en la villa y conocía e intimaba con el obispo salmantino Martínez Izquierdo, con el párroco de san Juan Luciano Puerto, con el canónigo Almaraz, futuro cardenal, con algunas familias albenses que le hospedaron y, como no, también con las religiosas carmelitas. Los días transcurridos aquí eran para él como una experiencia religiosa profunda, y buena parte del tiempo lo ocupaba en oración ante el corazón de santa Teresa. Era un enamorado de nuestra Santa.

El recuerdo más significativo de la presencia de Ossó en Alba de Tormes que nos ha quedado es el de la estatua de Santa Teresa dormida en su celda de muerte que, por encargo del obispo Martínez Izquierdo, él se preocupó de que se esculpiera en Barcelona (1882).

Para Alba de Tormes deben ser unas jornadas de reencuentro con este personaje de influjo tan benéfico para la villa, como si por medios de sus alumnos y de sus hijas, las Teresianas, volviera a hacer de Alba la meta más deseada de su peregrinación teresiana.