Cuando un amigo se va...

Una vez leí en alguna parte, no recuerdo cómo ni a cuento de qué, que las personas pesadas de verdad consumen el equivalente a su propio peso en paciencia ajena. Y algunas te chupan el alma, añadiría yo.

No me gusta la gente irracionalmente optimista, pero me apasiona esa gente que lucha rabiosamente contra el negativismo que los rodea. Esos que, rodeados de problemas y agobios no solo no los esparcen por el mundo implicando a los que no tienen nada que ver con sus dolores mentales, sino que agarran por la pechera a los problemas y les gritan a la altura de los ojos: "No puedes pasar."

Vale, eso lo dijo Gandalf. ¿Y qué?¿No puedo citar a los grandes? Ahí tienen a un señor de miles de años que se recorría la Tierra Media a caballo, al que no le importó quemarse las barbas contra un Balrog y que no se achantó cuando se enteró de que el Rey Muerto y sus bichos voladores la tenían tomada con él... y todo eso sin quejarse en una sola línea de lumbago, artrosis o decir "hobbit, acércame las gafas que no veo".

Gandalf era un tío que se empeñaba en luchar contra el pesimismo con el que lo bombardeaban. Me apasiona ese tipo de personas. Normalmente no hablan de la negrura con la que se va pintando su día a día. Tienen la educación de no implicar a los demás en sus movidas y para entender por qué no levantan la vista del suelo a veces hay que pararlos y obligarlos a que te miren a los ojos. Pero son rabiosamente optimistas y no les hace falta más que una sonrisa para que sus pilas se recarguen y puedan volver a luchar contra las fuerzas del Señor Oscuro.

Los que no me gustan nada, nada, nada, son los optimistas irracionales, esos que bailan con sus problemas confiando en que el karma, el Universo, el santo de turno o yo qué se qué les arreglen sus desbarajustes sin que ellos tengan que salir de su pequeña esquinita de confort. No solo eso, se empeñan en esparcir sus mierdas al resto de los pobres hobbits para, supongo, tratar de no vivir los problemas solos.

Por favor, optimistas irracionales y necios pesimistas con ramalazos de profunda pesadez galopante: dejen al resto del mundo vivir en paz. Sus amigos (desen con un cantito en los dientes si aún los conservan) no tienen por qué soportar sus pajas mentales. Déjenlos respirar, no vaya a ser que se les gaste la amistad de tanto usarla.