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La Democracia vilipendiada
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Objetivo Charrajevo.

La Democracia vilipendiada

Actualizado 25/01/2015
Álvaro García Velázquez

¿Podemos decir que vivimos en democracia?

¿Podemos decir que vivimos en democracia? Bueno, si nos dejamos llevar por las apariencias y la complacencia podríamos decir que sí, que vivimos en un país y sistema democrático. Pero si nos adentramos en el meollo de la cuestión nos daremos cuenta poco a poco de cómo se han ido tergiversando los conceptos y de que la realidad es bien distinta.

El concepto de democracia nace en Atenas, allá por el siglo V a.C, y significa "el poder del pueblo", un concepto muy generalizador, pero si buscamos su etimológica estricta, por aquel entonces el demos estaba conformado por artesanos y campesinos (a los esclavos y a las mujeres no se les daba poder político), por lo que democracia entonces pasa a significar "el gobierno de los campesinos y artesanos", enfrentándose a los eupátridas (nobleza), minoría rica también llamada aristocracia. Por lo que yendo todavía más allá podemos decir que la democracia significa "el poder de la mayoría", e incluso, "el poder de los pobres".

Si regresamos a la actualidad y nos preguntan sobre la democracia que tenemos, seguramente diremos que es un modelo representativo e imperativo, es decir, votamos en elecciones a nuestros y nuestras representantes cada 4 años (normalmente) para que lleven a cabo el programa electoral con el cual se presentan a las mismas. Sin embargo, esto no es cierto, ya que la Constitución del 78, en su artículo 67.2, lo prohíbe: "Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo." Esto en la teoría es así para que los y las representantes, una vez sean electos y electas, pasen a gobernar para el interés general en vez del interés de sus votantes. La práctica es bien distinta, ya que al no haber mandato imperativo, el interés general pasa a ser el interés del Partido (de ahí conocida la disciplina de voto) y éste por lo general no acaba cumpliendo lo que dijo en su programa electoral, ya que no tiene porqué. Además de esto, si nos fijamos en el ámbito socio-económico de nuestros y nuestras "representantes", podemos ver como la gran mayoría son personas empresarias, miembros de la administración pública, economistas,etc. No se suelen ver "representantes" que vienen de sectores como la minería, agricultura, industria...Lo que acrecenta aún más la diferencia entre representantes y representados. De momento la llamada democracia representativa va cambiando hacia una partitocracia, es decir, "el poder de los partidos políticos".

Pero vayamos todavía más allá. Cada día vemos más como instituciones no electas democráticamente, como la llamada Troika (BCE, FMI y Comisión Europea) y los conocidos como lobbies, generalmente grandes empresas y bancos, hacen presión a los partidos políticos para que acaben haciendo lo que ellos mandan, siempre con alguna recompensa posterior por el "favorcillo", normalmente puestos privilegiados en las mismas empresas, lo que popularmente se conoce como "las puertas giratorias". De ahí concluimos que incluso lo que llamábamos partitocracia ha tornado hacia "la dictadura de los mercados", es decir, una minoría privilegiada dice a los Estados, y por ende a su ciudadanía, lo que puede y no puede hacer, por lo que tenemos "el gobierno de la pluto-oligarquía".

Ante esto, debemos luchar por un proceso constituyente para construir entre todos y todas de nuevo la democracia participativa y directa, para que no sea vilipendiada de nuevo ni se nos trate como idiotas, que eran los que en la Antigua Grecia no se inmiscuían en las decisiones políticas. Y no hace falta inventarse nada, simplemente hay que volver a los orígenes, a los tiempos de Efialtes y Pericles y la democracia radical. Ellos fueron los precursores de los sistemas revocatorios y de la rendición de cuentas, las mujeres empezaron a participar en política, del sueldo por la función política (para que la misma no la pudiesen realizar solamente los ricos), y sobre todo, de algo que cada vez se está empezando a escuchar más, y es la configuración de espacios políticos en los que los electos y electas lo son mediante el sorteo, no mediante el voto. ¿Os imagináis que el Consejo General del Poder Judicial es formado por miembros sorteados de entre las personas que forman el sector?¿No ayudaría eso a que de verdad existiese división de poderes? ¿Os imagináis que el Senado es una cámara en la cual sus miembros son electos y electas por sorteo de entre un censo de ciudadanía voluntaria (con condiciones de representatividad territorial, edad, género...)? ¿No permitiría eso un control sobre el papel de los partidos políticos en el Congreso de los Diputados y daría un papel más útil a una cámara que únicamente tiene la función de jubilar políticos?

Todo esto no son utopías, son cosas realizables, porque como dice Julio Anguita: "No hay democracia sin determinación."

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