Los estudiantes comienzan sus movilizaciones

En estos días han comenzado las primeras movilizaciones contra la reforma educativa que sigue impulsando en solitario el gobierno del Partido Popular y los recortes que están dejando bajo mínimos los medios con que cuentan los centros educativos, especialmente los públicos.

Una reciente encuesta internacional ha puesto de relieve que los españoles consideramos mayoritariamente que una enseñanza de calidad es el factor decisivo para asegurar un mejor futuro tanto individual como colectivo. Y en esta consideración, al parecer, estamos bastante por encima de la media europea, seguramente porque somos conscientes de que nuestra educación pública se encuentra en un peligro cierto.

Si aplicáramos la lógica más básica tendríamos que llegar a la conclusión común de que si la educación es lo que más valoramos y más precisamos deberíamos volcar en ésta todos nuestros medios, todos los esfuerzos y todos los cuidados; nadie maltrata lo que más aprecia, y si lo hace demuestra alguna tara mental. Sin embargo, nuestra educación pública, el bien más preciado por el conjunto de la sociedad, soporta un permanente ataque que no tiene ninguna justificación (o sí, tiene una, pero terrible: el capitalismo liberal que padecemos la ha convertido en una mercancía más, por lo que lo único que importa es la ganancia que se pueda obtener con su compraventa): medidas que favorecen a las empresas privadas, conciertos que entregan la educación a la iglesia católica, recortes en la educación pública, no reposición de los puestos de trabajo vacantes, aumento del número de alumnos en la aulas, abandono de las medidas de protección a los más débiles?

Por eso la lucha por una educación pública integradora, de calidad y abierta a todos no puede detenerse, porque es la lucha por nuestro futuro. Por eso estas primeras movilizaciones no serán las únicas y continuarán sin ninguna duda.

La otra cara de la moneda ha sido el escaso seguimiento de la huelga, como nos informa Salamanca Rtv al día. La causa de ello, al menos en Salamanca, está clara: se trata de una convocatoria realizada por el Sindicato de Estudiantes, organización que no tiene ninguna implantación en Salamanca, no ha sido secundada por las organizaciones estudiantiles más importantes, en nuestro caso el Colectivo Estudiantil Alternativo ?CEA-, y no ha sido consensuada con el resto de los sectores implicados, especialmente asociaciones de madres y padres y representantes del profesorado. La lección a extraer está clara, no caben las aventuras individuales, la educación es de todos y su defensa solo es posible con la convergencia de todos, si cada uno hace la guerra por su cuenta la batalla está perdida.