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Gotas de Morante
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CRÓNICA DE FERMÍN GONZÁLEZ

Gotas de Morante

Actualizado 16/09/2014
Fermín González / Fotos: Adrián Martín

La última corrida de a pie, pasada por agua en La Glorieta, cuyo público se mostró desencantado

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Tarde muy nublada. Toda la plaza sabía que iba a llover, y vaya que si jarreo. Nada más terminar Morante, con la vida de su primer toro, ante la que caía, el gentío sin pudor alguno, mujeres, hombres y niños, comenzaron a escalar posiciones en los altos de las gradas mientras otros tiraron de multicolores paraguas y chubasqueros, incluso "amarillos" para cubrirse.

En cuanto a la ficha del festejo: se han lidiado toros de Carmen Lorenzo, 2. Soso el primero, con más viveza el segundo. Y 4 de Vellosino, de empalagosa nobleza y muy flojos.

Hermoso de Mendoza, silencio y oreja; Morante, silencio y ovación; Manzanares ovación y división, cuando abandonaba la plaza.

La gente salía de la plaza maldiciendo con impronunciables adjetivos a los toros del Vellosino; otros más sensatos, decían que les habían robado la cartera, con no sé cuántos euros. Esto era por el precio de la entrada entiendo, producto del desencanto de la función anémica que habían presenciado. Y lo cierto, no era para menos: los toros salían por chiqueros, con la angustia pertinaz de la flojedad. Alguien iba más lejos y decía que los toros fuertes y vigorosos, (como las raíces del Sr Rajoy), los iban a lidiar en Logroño? Ya veremos.

Morante toreó a su primero con verónicas jaleadas. Reunido, encajado y jugando los brazos, el toro tomó una vara, se cebó con el montado y salió para el arrastre, tullido y sin hálito de vida; lo intentó llevar toreado el de la Puebla, pero aquello no podía tomar altura. Lo mató de aquella manera, y se silenció su labor a la espera del segundo. Volvió a torear a la verónica con media de remate de cartel, todo entre protestas dada la invalidez del animal. Se cayó hasta cinco veces, pero se cambió el tercio, y el generoso público salmantino se tragó el toro moribundo. Morante se entregó a la causa y sacaba pases de ensueño, de temple, de torería y arte, y el público se le entregó a los pasajes de gusto y el pulso torero, pero la cosa carecía de otros ingredientes. Tardó en matarlo de media atravesada, oyó dos avisos, y aun así el recuerdo de aquellos derechazos y naturales de sabor y dulzura recibió una fuerte ovación.

Manzanares, que siempre tuvo predicamento en esta plaza, contó si se quiere con el lote más agradecido. Tiene gusto, técnica disposición, magnífica planta, técnica y estética sobradas, su toreo en cambio deja que desear: faena a su primero de buen corte, derechazos y naturales sincronizados, y ligados bien rematados, pero la profundidad de los mismos, no adquieren el tono álgido, y esto se le nota aún más cuando el animal carece de fuerza y entrega. Fueron dos faenas de idéntico corte, con ese encaje estético, pero se le reprochaba que siempre estuviera al hilo del pitón, sin cruzarse, pases buenos, si, pero sin reunión, despegado y en esta tarde sin convicción, ni ambición, su segundo flojo, de boyantes embestidas, no logro conectar con el tendido, que le reprochaba, continuamente su desapego, lo mato de entera y buena estocada, y se le despidió con división.

Anteriormente había abierto plaza Hermoso de Mendoza, que clavó rejoncillos y banderillas con sobrada maestría. Llevé al animal prendido a la grupa, sacó lo mejor de su cuadra, clavó arpones cortos, el toro apagadito, pero recortes y cabriolas alegraron un tanto, la situación pincho de primeras, luego rejos superior, y fue silenciado. En su segundo más vital el toro y más animado el jinete. Lució poderoso sus monturas, clavó con precisión. Torero de dulce a su oponente y mató de rejonazo entero y algo trasero de efectos fulminantes. Cortó una oreja, y el público pudo ver a esa cuadra de corceles, a los que solo les falta hablar. Todo llegará, y aquí terminó este día de casi lleno en los tendidos, y sin embargo, lleno total de desencanto. El año próximo más. Gracias a cuanto nos han leído, y a los otros también.

Así lo vi, así lo cuento

Fermin González

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