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Más de lo mismo no, por favor
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Más de lo mismo no, por favor

Actualizado 19/08/2014
Emiliano Tapia

Cada tiempo es responsabilidad de quienes viven y pasan por él. Y el tiempo actual es nuestro, de quienes vivimos y estamos pasando por él; de las generaciones actuales. La responsabilidad de este tiempo es nuestra.

Quisiera afirmar esta obviedad junto a alguna más. De la historia hemos aprendido que "sin relaciones humanas no hay cambio social"; "sin relación cotidiana entre personas no habrá cambio social alguno".

Y aún otra, "el mercado se lo está llevando todo y no hay lugar para las personas". "Todo es economía y mercado, las personas no cuentan". "El mercado es el protagonista, parecemos estar sometidos como sociedad a sus leyes y sus normas".

Intento poner en relación estas afirmaciones porque me parece que tienen más actualidad cada día. El mundo en nuestras manos lo vamos manejando a nuestro antojo, mejor dicho el mercado y sus intereses lo van manejando a su antojo sin tener en cuenta a los verdaderos protagonistas, las gentes y todas las gentes, los pueblos y todos los pueblos, LAS PERSONAS Y TODAS LAS PERSONAS.

Si esto parece ser así. Si el sistema y el orden mundial que nos envuelve lo va determinando así; la responsabilidad que nos corresponde, ¿no nos estará pidiendo un cambio radical de rumbo, de relaciones y en definitiva de modos de vivir y de organizarnos?

Hemos llegado a un tiempo donde los derechos fundamentales de los pueblos y de las personas están siendo motivo escandaloso de discriminación. La alimentación ha derivado a ser un suculento negocio; la vivienda a ser especulación sobre las vidas de las personas; la salud a estar determinada por los negocios farmacéuticos; la educación a ser una herramienta de control social.

Los líderes políticos y económicos; sus dirigentes y gestores actuales y probablemente de los últimos cincuenta años; las organizaciones que se han creado, incluso con la colaboración de muchas organizaciones religiosas, nos han dirigido hacia este callejón preocupante de manera irresponsable.

Recuperar las relaciones humanas requiere de otra clase dirigente; requiere de otras organizaciones y estructuras; exige otra manera de proceder.

Hemos de frenar y estamos obligados a hacerlo, la destrucción de continentes enteros como Africa. Estamos obligados a soñar para solucionar los conflictos sin la violencia del negocio de las armas, que de manera hipócrita todos los países van justificando como irremediables.

Estamos obligados, en otro orden de cosas y más desde la cercanía, a frenar la destrucción de la historia y la vida de los pueblos rurales a los que se les quiere hacer desaparecer.

Tenemos la responsabilidad de posibilitar pan y comida para todos y para todas, dignidad en los recursos más innegociables para todo ser humano.

Tenemos la obligación de convencer a los grandes grupos farmacéuticos que la salud no puede ser un negocio de medicinas, de ensayos, de investigaciones, de vacunas,.. sino solamente un derecho de las personas.

Tenemos la responsabilidad de repartir la riqueza que entre todos y todas hemos generado. En este tiempo es intolerable que se haya concentrado en muchas menos manos; con más empobrecimiento, pero mucha más riqueza en manos de menos personas.

Y de todo esto, aparentemente tan elemental, muy poco o nada están dispuestos a cambiar y empeñarse nuestros dirigentes actuales. Están convencidos para seguir jugando "con más de lo mismo" en este orden mundial que tarde o temprano explotará en nuestras manos si no lo desactivamos. (¡Ya nos está explotando!).

¿No es esto, sino, cuanto está pasando y nos espera, de no haber aprendido la lección de este tiempo que estamos viviendo bajo la irresponsabilidad de nuestros gobernantes y dirigentes?

Mínimamente responsables no nos creemos casi nada de todas sus afirmaciones y engaños; por esta razón necesitamos de un cambio radical de miradas; y la mejor es la que le debemos a quien camina a nuestro lado; porque con él y solamente con él como persona apostaremos por otro orden social; por apostar y provocar otro cambio social. Más de lo mismo, no nos lo merecemos. ¡No, por favor!

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