Guerras

En esta temporada nos están bombardeando continuamente con noticias de guerras. De hecho se pueden mencionar hasta 13 guerras localizadas en diversas posiciones, quizá no declaradas expresamente pero que se muestran de hecho como tales: Ucrania, Gaza, Siria, Iraq, Sudán del Sur?

Sobre ellas puede haber noticias y reflexiones técnicas, meramente informativas, o dar opiniones y juicios morales o de justicia e injusticia, proyectándolos sobre unos u otros partidarios enfrentados entre sí. ¿Ucrania? ¿Rebeldes prorrusos? ¿Estados Unidos? ¿Rusia? ¿Europa? A quién beneficia esta guerra. Cuáles son los intereses que defiende: políticos, económicos de defensa de energía o de comercio, de promoción de la venta de armas, etc. Análisis semejantes se pueden hacer con Israel, Palestina, Líbano, Egipto, Estados Unidos, la ONU. Y así podríamos seguir con las otras guerras.

Los frutos de las guerras ya los conocemos: destrucción, muertos y heridos, sin excluir los niños inocentes, hambre, desplazados? Y otros muchos no fácilmente clasificables. Odios, miedos, desconfianzas? Todo contra la evolución de los pueblos y el progreso de los ciudadanos.

Las guerras existen, con una u otra dimensión, desde el principio de la historia, y no han faltado nunca tensiones, violencias, enfrentamientos? de personas individuales, de grupos, de naciones, de bloques? Es la condición del hombre. Se trata de violencias físicas que proceden del modo de ser egoísta, violento, dominador? de diferentes individuos, personas y grupos.

Se exige una auténtica conversión personal y comunitaria para poder superar las distancias y confrontaciones: violencias de género o de familia, violaciones, abusos sobre la infancia, discusiones de herencias, prepotencias humanas, económicas y políticas. Se necesita ciertamente un cambio interior, una promoción de la paz del corazón de las personas, que redundará en verdadera paz exterior, que favorezca el establecimiento de la paz auténtica en los diferentes ámbitos de la sociedad.

Más que espantarnos, criticar, condenar, lamentar los efectos de las diferentes guerras conocidas, hemos de trabajar en esa línea de reconciliación, de perdón, de estímulo de las relaciones de justicia y concordia humana. No nos cansemos: violencia siempre engendra violencia, más violencia; la concordia siempre contribuye a crear la paz. El reto no está sólo en manos de los políticos y poderosos, todos tenemos algo que aportar, directa o indirectamente.