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“Cáritas nos ha dado la dignidad de volver a ser persona, cuando peor estás, más te apoyan”
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XV ANIVERSARIO DE LA CASA DE ACOGIDA PADRE DAMIÁN

“Cáritas nos ha dado la dignidad de volver a ser persona, cuando peor estás, más te apoyan”

Actualizado 13/07/2014
Cristina del Estal

Juan Núñez y Pedro García saben lo que es estar en la calle sin nada y se arrepienten de muchas de las cosas que han hecho en la vida, pero gracias al Centro de Acogida Padre Damián han recuperado la ilusión

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Este fin de semana se ha celebrado el XV aniversario de la Casa de Acogida Padre Damián, un centro gestionado por Cáritas, en el que se ofrece una atención integral a personas con problemas de exclusión, que pueden estar motivados por múltiples circunstancias, desde el desempleo a los problemas de salud o la adicción a las drogas, entre otros.

SALAMANCArtv AL DÍA ha tenido la ocasión de conocer los testimonios de Juan Núñez y Pedro García, dos de los usuarios de este centro, en el que se están recuperando de un pasado difícil, para labrar un futuro de esperanza.

Juan Núñez Rodríguez. Acerca de su vida:

Nací y me crie en Ciudad Rodrigo. Desde pequeño me dediqué a la ganadería, mi sueño era ser torero. Me casé en Bilbao con 18 años y enviudé muy joven, con dos hijos. Me mudé a Francia para trabajar y conseguí ahorrar, por lo que compré una finca en Badajoz. Fue entonces cuando caí en el mundo de la cocaína, lo perdí todo.

Trabajando como mayoral, una cornada de toro me sacó las tripas. Sin trabajo, caí en una profunda depresión, pero conocí Cáritas y me apoyaron. Durante un tiempo no volví a tener problemas, hasta que un accidente me produjo una hernia de hiato. No podía trabajar, me quede sin dinero. Y durante tres años he estado en lista de espera porque los médicos no me hacían caso. Al estar tanto tiempo sin operarme tuve un infarto intestinal, problemas con los tejidos, etc. Si no hubiera estado en Cáritas me hubiera muerto.

¿Cómo es tu vida en el centro y fuera de él?

Fuera del centro salgo poco, me gusta solamente pasear, ver eventos relacionados con los toros e ir a las bibliotecas para ver películas en francés. En este tiempo aquí no he consumido nada.

¿El centro que te ha aportado?

He vuelto a encontrar la dignidad que había perdido con la depresión, a encontrarme a mí mismo. Estoy muy contento. Tengo bajones pero no como antes. El trabajo que hacen es maravilloso. Cuando peor estás, más te apoyan. Pero hoy día según están las cosas, Cáritas somos todos, porque en cualquier momento puedes tener algún familiar o amigo o incluso tú mismo el que necesites ayuda. El centro me ha llevado a establecer una rutina, incluso con mis medicamentos, lo que me ha hecho mejorar.

¿Qué es lo que más odias de la calle?

El no saber qué hacer, te ves sucio, aunque te duches. El ahogamiento de la soledad. Ya no tanto el dormir en la calle, te sientes desahuciado, ya no te quieres. Cuando llegas al centro parece que has venido al Edén.

¿Por qué llegaste a ésta situación? ¿Te arrepientes de algo?

Es un cúmulo de cosas, mi vida ha sido complicada. Desde mi niñez he sufrido malos tratos, mi familia ha estado marcada por el alcohol y el contrabando. Luego llegaron las drogas, fumaba cocaína y después el accidente, lo que me imposibilita trabajar. Me arrepiento de no haber disfrutado de mis hijos. Al principio le oculté lo que pasaba en mi vida, se enteraron de todo cuando llegué al centro.

¿En algún momento ha perdido la ilusión?

Sí, me cabreaba muchísimo cuando estaba en la calle, incluso ahora cuando veo a tanta gente que pide en Salamanca.

¿Recibes apoyo de fuera? ¿Qué le motiva para seguir luchando?

Ahora mismo tengo ganas de vivir y de que me operen. Recibo apoyo de mi hermana, que viene de vez en cuando desde Vitoria para verme, y de mis nietas.

Esperar que el proceso de prejubilación salga bien, ya tengo casi 65 años, y podré irme a vivir con mis nietas un tiempo y vivir su niñez. No quiero echar la vista atrás.

Ya que has vivido las dos caras de la moneda, ¿Qué es lo que más odias de la sociedad?

El pasotismo, la hipocresía, el egoísmo y la gente que piensa que no le puede tocar vivir así. Siempre digo "Uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena". Yo he tenido coches y pisos, y antes, al abrigo de la buena vida, no hacía caso de las personas necesitadas, pero te impacta cuando se giran las tornas.

Pedro García. Acerca de su vida:

Nací en San Sebastián y estuve allí hasta los 19 años, me fui a Suiza a trabajar. Tuve un problema judicial y me prohibieron la entrada al país durante cinco años. A los tres años conocí a mi ex pareja y nos fuimos a Extremadura. Trabajamos en un restaurante y vinimos a Salamanca a que su hija estudiara, siete años más tarde la relación se fastidió y lo perdí todo. Me fui a Suiza otra vez, tres meses con mi hermano, pero yo no podía trabajar por los problemas que tuve. Así que volví a España sin nada, estuve un mes sin hogar. Estoy aquí por mediación de unas personas de la calle y por la jefa del centro de emergencia social de la Cruz Roja.

¿Qué te aporta el centro?

Volver a ser persona. Los compañeros que trabajan aquí son encantadores. Yo creía que gente así no existía. Te recogen, te dan la dignidad de volver a ser persona, y te tratan encima con cariño y muchas veces te sientes mal. En Nochebuena la gente deja a sus familias en casa y viene aquí, a servirte y a estar contigo.

¿Cómo es tu vida aquí? ¿Qué fue lo que te convenció para venir a Padre Damián?

Como si estuvieras en tu casa normal. Nos ponen unas tareas de limpieza, también la búsqueda de empleo y si alguien viene y puedes charlar con él. Contarle tu historia y poder colaborar un poco.

A mí me habían hablado de él cuando estaba en la calle. No es lo mismo dormir en un cajero que en una cama. Entonces te lo planteas y dices 'yo quiero una cama para dormir'. Te lo devuelven todo, una cama, un plato caliente, la higiene que en la calle no tienes y mucho cariño.

¿Por qué llegaste a esta situación? ¿Te arrepientes de algo que hayas hecho?

De muchas cosas. Me arrepiento de lo cabra que he sido. Aquí en Salamanca lo único que he hecho es trabajar, pero en Suiza me metí en las drogas. Eras tú, tú y tú y nadie más. Ahora podría estar con mi hermano en Suiza. Te arrepientes de haber perdido todo lo que habías conseguido durante diez años, pero en realidad todo era mentira, no ganabas por tu trabajo, sino por otras vías.

¿Has conseguido algún trabajo estos últimos meses?

No he conseguido ninguno, me están ayudando en Cáritas Empleo y quedamos para hablar pero ahora es complicado, a ver si Dios quiere y sacamos algo?

¿En algún momento de tu vida llegaste a perder a ilusión?

Hay días que te levantas y piensas estoy aquí de prestado, yo quiero ser independiente, tener mi apartamento, mi trabajo? Pero la ilusión nunca la perdí, mucha gente te anima incluso desde la calle, te dice que es un bache y que vas a salir adelante y esa gente que no tiene nada y te da ánimos. Te sorprendes.

¿Qué te motiva para seguir luchando?

Me motiva el poder tener un trabajo, el poder ser independiente. Poder ir a Suiza de vacaciones a ver a mi hermano o que él venga aquí a verme. Es mi única familia. Para mí la motivación es que mi hermano este tranquilo. Estamos en contacto siempre y me apoya en todo momento.

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