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Tintes descafeinados en Peñaranda
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A FAVOR DE LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER

Tintes descafeinados en Peñaranda

Actualizado 13/04/2014
María Fuentes

Diego Ventura, Javier Conde, Miguel Avellán, Iván Fandiño, Juan Andrés González e Iván González

[Img #8626]

Alicientes sobraban en Peñaranda para sellar una tarde redonda. La causa era la mejor: apoyo a la lucha contra el cáncer, pero el mensaje no llegó como debería haberlo hecho y los tendidos quedaron a medias.Media plaza para lo que ha acabado siendo una tarde entretenida, con tinte descafeinado. Hubo de todo.

Abrió la tarde Diego Ventura con un novillo del Capea de buenas condiciones, que humillaba y embestía haciendo que el rejoneador toreara al gusto y con mucho son, a los lomos de Chalana, Oro y Remate, que de manera exquisita sembró una faena que le dio las dos orejas.

Javier Conde sustituyó a Manuel Díaz 'El Cordobés' ante el novillo menos encastado de la tarde. El torero malagueño empezó la faena en las tablas dando mucha ventaja al deslucido de 'El Pilar'. Toreó con desconfianza y falta de entrega. Media estocada. Silencio.

Llegó el turno entonces de Miguel Abelllán, y los tendidos se volvieron a emocionar, Mucho gusto con el capote, despacio, para pasar después a una faena de muleta de empaque por ambos lados que culminó con una perfecta estocada. Triunfos máximos para el madrileño que se hizo con las dos orejas y el rabo.

Iván Fandiño recibió entonces al que fue el 4º de la tarde, tercero de la ganadería 'El Pilar', un novillo con una tremenda fijeza y muy buenas condiciones. Fandiño lo aprovechó, enrazado, como es él, sembrando importantes tandas con la mano derecha. Se entregó. Mucha ansia de triunfo que arrebató con la espada. Pinchó, y tuvo que conformarse con la ovación.

Similares ganas tenía el salmantino, Juan Andrés González, pero no pudo ser. Le tocó en suerte un novillo que exigía oficio, y a él le costó entenderlo. Toreó al natural, en corto y pinchó.

Y entonces llegó el novillero de Escuela Taurina de Salamanca, Iván González, despertando importantes sensaciones en los tendidos. Salió tranquilo, con aires de grandeza, a la altura de sus compañeros de cartel. Sabe lo que quiere, y lo demostró. Toreo clásico con el capote, de verdad, y una faena de muleta con largos muletazos por la derecha que dejan ver lo bueno que tiene guardado. Cumplió el de Babilafuente, y se le reconoció con dos orejas que sirvieron para poner el broche perfecto a esta tarde marcada por la solidaridad contra el cáncer, una enfermedad ante la que toda ayuda es poca.

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