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Alba de Tormes, un conjunto conventual carmelitano único
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AÑO JUBILAR TERESIANO

Alba de Tormes, un conjunto conventual carmelitano único

Actualizado 22/06/2018
Manuel Diego Sánchez

Armonía, austeridad y dignidad conviven en las formas más puras y esenciales del convento de San Juan de la Cruz

El convento de San Juan de la Cruz de Alba de Tormes, inaugurado en 1676, aunque su edificio al completo finaliza en 1695, constituye un ejemplo elocuente del estilo carmelitano dentro de Castilla y hasta de España. Representa un canon arquitectónico que estaba bien regulado en las leyes de la Orden y que había que seguir escrupulosamente.

Alba de Tormes, junto con los conventos de Fontiveros, Peñaranda y Duruelo, además del convento de Padrón en La Coruña (éste en piedra), son los últimos representantes de esa arquitectura carmelitana propia y que hoy es objeto de estudio entre los tratadistas del arte.

Años de restauración

Merece la pena prestar atención al conjunto albense, para que aparezca nítido y claro ese estilo peculiar dentro de la arquitectura religiosa barroca española. Durante años, los Carmelitas Descalzos han realizado obras de restauración y consolidación del edificio.

En 2014, los carmelitas iniciaron el acondicionamiento de techumbres y tejados, la limpieza de fachadas y también del interior de la iglesia. A estos primeros trabajos han continuado otros dentro del interior del edificio siempre respetando la originalidad de sus espacios. La biblioteca, el archivo, la sacristía mayor, la portería y el pasillo principal, el claustro, el refectorio antiguo y el comedor de los frailes han sido objeto de actuación.

Puesta en valor

Las mejoras han respetado su forma y destino original poniendo en valor incluso sus elementos primitivos. Un claro ejemplo es la cajonería de nogal del siglo XIX que corre por toda la pared de la sacristía, fruto del trabajo de hermanos legos carpinteros. Estos espacios serán útiles para otros servicios, predominando siempre aquellos de servicio religioso y también abriéndolos a tareas culturales acordes con la finalidad de la casa. La más inminente será la exposición teresiana del Jubileo patrocinada por la Diputación de Salamanca, entre los meses de junio y diciembre de este año 2018.

Alba de Tormes, un conjunto conventual carmelitano único | Imagen 1Primer templo dedicado a San Juan de la Cruz

El edificio carmelitano de Alba estuvo encomendado por el General de la Orden al arquitecto carmelita Juan de Jesús María, que hizo las trazas de acuerdo a las exigencias del arte carmelitano, logrando así un conjunto austero, pero al mismo tiempo digno del entorno en que se sitúa, justo en la misma plaza y enfrente del otro convento carmelita femenino, la octava fundación de santa Teresa (1571) que conserva su sepulcro.

Los gastos de construcción corrieron a cargo de la Orden que, con muy buen criterio, decidió entregar el patronato de los duques de Alba, cuyos escudos familiares campean en lo más alto de la fachada de la iglesia. Por su parte, la Casa de Alba, muy comprometida, regaló el códice ms. (no autógrafo) de las obras de san Juan de la Cruz que pertenecía a su biblioteca y que todavía conserva celosamente la comunidad en su archivo. Lo hicieron así para dignificar el título que se dio a la casa de san Juan de la Cruz, ya que es el primer convento a él dedicado después de su beatificación (1675).

Cuartel y escuela

Los avatares, que el edificio padeció en la francesada y la exclaustración (1836-1877), no provocaron daños estructurales, aunque sí se perdieron los retablos de la iglesia y la biblioteca conventual. El convento se mantuvo en pie gracias a que pasó a propiedad del ayuntamiento, que lo destinó a cuartel de la Guardia civil y a escuelas públicas.

Los carmelitas vuelven a Alba en 1877, gracias al interés del obispo salmantino Martínez Izquierdo y de san Enrique de Ossó, que venían en apoyo del creciente movimiento de peregrinaciones. Su idea no era otra que recuperar el antiguo convento, operación para la que obispo y frailes se tuvieron que empeñar a fondo, incluso económicamente. La recuperación del convento fue paulatina, a medida que se iba colocando en sitios alternativos a los que lo habían habitado durante la exclaustración.

En concreto, los frailes tuvieron que proceder a ayudar a la construcción del edificio de las escuelas junto al hospital y la iglesia de Santiago. En 1882, IV centenario de la muerte de Santa Teresa, continuaban funcionando las escuelas municipales en el convento.

Continuos arreglos

Por estas circunstancias, este edificio ha llegado íntegro en sus líneas esenciales, pero a finales del siglo XIX y comienzos del XX tuvo que ser sometido a continuos arreglos y adaptaciones. La de mayor envergadura fue la de capacitarlo con celdas y espacios adecuados para el Colegio de Teología que se instala en sus dependencias en el 1884 y que se prolongó hasta el 1958, cuando se traslada a Salamanca.

Una intervención importante que sufrió, sobre todo decorativa, fue la del año 1927 con motivo del doctorado de san Juan de la Cruz. A esa época hay que adscribir las numerosas escayolas en artesonados que aún conserva, como también la serie de cuadros o sargas sobre la vida de san Juan de la Cruz que adornan el claustro cuadrado o las de la infancia de Cristo en la capilla de la Orden Tercera de la Iglesia.

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