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Feminismos e Igualdad. Iguales pero Diferentes
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Feminismos e Igualdad. Iguales pero Diferentes

Actualizado 27/03/2018
Miguel Ángel Perfecto

Durante muchos siglos, las mujeres no fueron consideradas casi personas, nacidas de una costilla de Adán y por lo tanto sujetas al hombre desde su nacimiento solo eran consideradas para la reproducción y la educación de los hijos. Su papel era exclusivamente privado ya que no podían tener ninguna presencia en la vida pública. Ciertamente, la vida de las mujeres no era igual para todas, si una mujer era aristócrata o hija de campesinos ricos iba a tener una vida más desahogada que una mujer pobre, sin embargo ambas seguían sujetas al yugo masculino en todas las facetas de la vida.

Todo eso no impidió la aparición de mujeres luchadoras en diversos ámbitos pintoras, escritoras o sencillamente monjas que se revelaban ante lo que consideraban una injusta discriminación.

Cuando aparece la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII, las nuevas ideologías ilustradas ponen el foco en los Derechos del Hombre. Cuando las mujeres estimuladas por esta lucha de liberación exigen el mismo trato con los hombres y se publica la "Declaración de Derechos de la Mujer y Ciudadana de 1793" las contradicciones de los defensores de los Derechos Humanos se dejan ver al rechazar la equiparación de las mujeres.

A partir de ese momento, se desarrollan en el mundo occidental tres oleadas de Feminismos, el Sufragismo, la Igualdad Salarial y Educativa y la Igualdad Reproductiva y Social.

El Sufragismo defendido por mujeres propietarias de clase Media y Alta que exigían el derecho de Voto y lucharon con nuevos medios como la Huelga de Hambre o los ataques a políticos que rechazaba el voto a la mujer. Estas mujeres liberales contaron con el apoyo de hombres influyentes como el filósofo inglés Stuar Mill y fueron importantes en Estados Unidos y Gran Bretaña.

Junto a esta ola feminista apareció también el Feminismo Obrero impulsado por Partidos y Sindicatos de izquierda que reivindicaban Igualdad Salarial y de trabajo y Educación para las mujeres. Estos dos Feminismos impulsaron la liberación de las mujeres en los siglos XIX y comienzo del 20.

Con la conquista del Voto femenino en 1918 y la igualdad política entre hombres y mujeres, La Lucha de las mujeres se planteó en el plano Social, es decir, liberar a las mujeres de la tutela masculina en el matrimonio y en la pareja, por ello se centraron en el Derecho al Divorcio con el fin de acabar con la sujeción eterna del matrimonio y en la difusión de la píldora .

La píldora femenina, un invento médico importante permitió a las mujeres decidir por si mismas sobre el proceso de reproducción. Desde mi punto de vista, la píldora ha hecho mucho más por la liberación de la mujer que la mayoría de los discursos feministas.

La igualdad dentro del matrimonio, la consideración de que la procreación y educación de los hijos es cosa de los dos padres, no solo de la mujer, es la gran conquista de la tercera ola feminista del último tercio del siglo XX.

A comienzos del siglo XXI, las mujeres exigen un reparto igualitario de la vida pública y privada, si las mujeres suponen el 50% de la población su presencia debe ser equivalente, tanto en la vida política, profesional o privada, eso es lo que se denomina feminizar la Sociedad. Ahora bien, la lucha de las mujeres por la Igualdad y la Visibilidad Social no puede caer en prescindir del hombre, el compañero de la mujer. Feminizar la sociedad no significa marginar al hombre o subordinarlo a determinadas ideas del feminismo más radical, tampoco significa Feminizar al hombre como en algunos medios feministas se proclama.

Iguales pero Diferentes es la idea central del encuentro y la igualdad real entre hombres y mujeres y eso no se consigue formando grupos de presión que con dinero público y en aras de la visibilidad de la Mujer atenten contra el idioma castellano, decidan dar el pecho públicamente en el Congreso de los Diputados, fuercen políticas educativas que llevan al mayor de los ridículos o simplemente pretendan convertir al hombre en un ser inferior sometido a los caprichos de grupos feministas. La Lucha Feminista es una lucha no solo de las mujeres también de los hombres por eso no comprendo esa intención de marginar, arrinconar y despreciar al hombre.

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