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Algo para recordar (presentación en Miami)
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'CONTRACORRIENTE', DE LILLIAM MORO

Algo para recordar (presentación en Miami)

Actualizado 21/01/2018

Comentarios sobre el libro ganador del IV Premio Internacional de Poesía 'Pilar Fernández Labrador' fue publicado por la Diputación

Dos escritores cubanos, asistentes al acto celebrado en días pasados, han dejado constancia de lo que vivieron y sintieron durante la presentación del poemario de la cubano-española Lilliam Moro. Aquí reproducimos sus textos:

Comentario de Reinaldo García Ramos

El miércoles 17 de enero asistí a la presentación del poemario Contracorriente, de Lilliam Moro, en el Centro Cultural Español de Miami. El libro recibió en abril de 2017 el IV Premio Internacional de Poesía "Pilar Fernández Labrador" y fue publicado por la Diputación de Salamanca.

Fue una noche de excelente poesía, en la que María Cristina Fernández dijo las palabras iniciales. Fue también y sobre todo una velada de reconocimiento y homenaje a una innegable trayectoria de dignidad y resistencia. La obra de Moro es un canto de lealtad a los principios humanos esenciales que nos pueden dar sostén en esta época de valores discontinuos y difusos.

Conocí a Lilliam en 1962 en La Habana, cuando casi al mismo tiempo entramos en contacto con las Ediciones El Puente y publicamos nuestros primeros versos. Ambos buscábamos libertad de expresión, estímulo y calor humano, y en El Puente encontramos todo eso y mucho más. Las Ediciones habían sido fundadas en 1960 (con la publicación de La marcha de los hurones de Isel Rivero y El grito de José Mario Rodríguez) y en ese momento, bajo la dirección del propio José Mario y de Ana María Simo, eran uno de los pocos espacios culturales independientes que quedaban en Cuba.

Gracias, Lilliam, por darnos un ejemplo tan sólido de entereza intelectual. Gracias por tu honestidad y por tu fe.

Comentario de Gabriel Gallego

Con la sensación de estar siempre huyendo, según sus propias palabras, encontramos en una sala del Centro Cultural Español de Miami, a la escritora cubana exiliada desde 1970 en España, Lilliam Moro. De estatura pequeña y una agradable mirada tras sus anteojos, Lilliam no mendiga abrazos y cariños encontrados en el aire: le caen como aguaceros en tiempos de ofrendas de sangre a los dioses, a esta cubana diferenciada entre muchos por su nostalgia, perdida y encontrada quizás en una verdadera patria que le dio la libertad de ser quien es, un ser que tocada por los Dioses podemos llegar a ella, mimarla y exigirle un beso porque está a nuestro lado.

La presencia de diferentes escritores, poetas, amigos y familiares, llenaron el recinto que con su estilo único y la dirección de la poeta y escritora Ena Columbié hacen de cada presentación en el Centro Cultural Español de Miami un lugar inevitablemente de culto y arte para los amantes de un sueño permanente. Ver, escuchar y tocar a esta escritora es saber que la expresión literaria de nuestra lengua no está perdida, encantando con sus poemas de forma hábil y nada maquiavélica al lector, ya sea aquel que se encontró con su obra hace años o el joven recién informado de que existen tras la tecnología (aún) libros de papel y que no llevan cargas eléctricas más que las del corazón de cada uno.

Una presentación espectacular y muy deseada de la poeta por María Cristina Fernández; la lectura de varios poemas que arremetieron sin vacilación y se afincaron en el pecho de los allí presentes, entonces supe desde mi silla que es una batalla de la vida, la "otra Lilliam", la que reclama su lugar silencioso entre los problemas esenciales y delimita su nadar a donde quieran imponerle sus sentimientos, pues es como un vientre listo para estar engendrando increíblemente una y otra obra de necesaria cabecera en muchos hogares, que como decía, a "Contracorriente" luchan en el exilio sea de cualquier tipo.

Esta noche es de esas en que uno inicia muchas cosas, entre ellas conocer un poema en pie, la "mujer La Habana" (Glendys Cambero) y amar más a alguien, que se lo gana con actitudes y sentimientos. Hoy en esa fila el turno es para usted, Doña Lilliam Moro. Felicidades, poeta.

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