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“La verdadera pobreza es cuando el hombre pierde la dignidad”
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JORGE GARCÍA, PÁRROCO DE PIZARRALES

“La verdadera pobreza es cuando el hombre pierde la dignidad”

Actualizado 19/11/2017
EVA CAÑAS | EL NORTE DE CASTILLA

El actual sacerdote de Jesús Obrero fue delegado diocesano de Cáritas durante diez años, una etapa que le marcó

La Marcha Teresiana de Alba de Tormes marcó su vocación. Fue en esa localidad donde pasó su adolescencia y juventud muy vinculado a la Iglesia, en diferentes grupos parroquiales.

Pero Jorge García Gómez, actual párroco de la iglesia de Jesús Obrero de Pizarrales, nació en La Lurda (localidad de Garcihernández) en el año 1969, en el seno de una familia numerosa, de nueve hermanos. Allí vivió su infancia, hasta lo que entonces se denominaba sexto de EGB. Su madre, que era maestra, fue traslada a la villa albense y allí fue forjando sus actuales pasos.

La vocación no le surgió de un día para otros, fue labrando su camino, y de forma especial tuvo algo que ver la Marcha Teresiana. «Cada septiembre, en una misma fecha, recorres los mismos caminos que Teresa de Jesús, y al final, poco a poco te marca», detalla. De esa experiencia destaca un momento de reflexión que viven cada año antes de entrar en Alba de Tormes,«donde nos paramos y se les pide a los peregrinos que hagan su compromiso para el año, y cómo esa experiencia la llevan a la vida que comienza una vez terminada la marcha».

Y fue en esos compromisos donde Jorge García fue fraguando la vocación, como él mismo admite. También ayudó su implicación en la parroquia de Alba, en diferentes grupos, desde catequesis, las convivencias o las experiencias que vivían en forma de vigilias. «Y al final, acabé en el Seminario Mayor».

Pero antes pasó por el servicio militar, sin salir apenas de su localidad ya que lo realizó en la Cruz Roja de Alba de Tormes tras la jura de bandera en la capital. Después, terminó COU y con 19 años entró al Seminario Mayor, donde pasó cinco años de formación.

«Para mí, la ordenación importante fue la de diácono, que es donde uno da el paso definitivo a lo que uno quiere hacer, donde te marca el ministerio presbiteral», relata. Porque para este párroco, un diácono es el que sirve, «y el único poder que te da Dios es el de servir».

Recuerda el simbolismo de la fecha en la que se ordenó como diácono, un 14 de septiembre, festividad de la Exaltación de la Cruz, así como la de su ordenación como presbítero, un 3 de mayo, la antigua fiesta de la Cruz que se cambió a la de septiembre para no coincidir en Pascua. «Mi ministerio siempre ha estado marcado por la Cruz», sentencia.

Y su primer destino como sacerdote no le alejó mucho de Alba de Tormes, ya que fue a cuatro pueblos de la zona: Valdecarros, Pedraza de Alba,Gajates y Galleguillos.

Para leer la entrevista completa, consulta El Norte de Castilla

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