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El Boletín La Afición, los niños que pintan y Pepe Luis
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Memorias de un crítico taurino de provincias (edición de bolsillo)

El Boletín La Afición, los niños que pintan y Pepe Luis

Actualizado 16/09/2017
Toño Blázquez

"A finales de los 90, se me ocurrió impulsar una publicación que recogiera noticias e información taurina de Salamanca y provincia, un hervidero de historietas"

A finales de los 90, en la vorágine de las historias que me inventaba, se me ocurrió publicar un boletín taurino que recogiera noticias e información taurina de Salamanca y provincia, un hervidero de historietas; entre ganaderías, banderilleros, novilleros, matadores de toros, la Escuela de Tauromaquia, la Feria, la provincia?.había material de sobra pero?no tenía pasta. Mi idea era algo discreto, una publicación sencilla, una especie de hoja volandera sin muchas pretensiones, entre otras cosas, ya digo, porque las pretensiones cuestan dinero y yo no lo tenía. Pero de lo que no carecía era de desparpajo para pedírselo a quien sí lo tenía. Fui a hablar con Rafael Sierra, de Caja Salamanca y Soria entonces, y me puso un anuncio cuyo coste financiaba toda la publicación porque todo lo hacía yo: el diseño, las fotos, los textos. Como era en blanco y negro, con cinco o seis "faldones" más, me bastaba. Vamos, que aquello me lo tomé tan en serio que enviaba La Afición a peñas y asociaciones taurinas de EEUU y América Latina, Francia y Portugal. ¡Cualquiera me paraba a mí! Y así anduve con la película de La Afición, creo que dos o tres años. Me hice hasta gorras de publicidad, libretas para apuntes?una chulada.

De ahí se me ocurrió otro asunto: organizar un Concurso de Pintura Taurina para niños. La idea era que los niños nos contaran la imagen que ellos tienen de la fiesta de los toros y que la dibujaran. Pero me surgió enseguida un problema de logística. Yo no daba abasto y no podía encargarme de todos los flecos de la organización, que era muy laboriosa. El Museo Taurino me ayudó mucho dejándome sus instalaciones para la exposición final y, sobretodo, me echó una mano esencial mi esposa Toñi, que le metió un montón de horas para instalar y ordenar todos los dibujos, porque fueron muchos, en el Museo. El entonces alcalde Julián Lanzarote apoyó la idea con su presencia en la entrega de premios a los niños, también Pilar Fernández Labrador. Quiero dar las gracias sentidas a estas personas que me ayudaron a llevar adelante este proyecto tan bonito con los niños. Reconozco que era un "enreda" de primera, pero hubo personas, como estas, y otras, que respondieron con generosidad cuando les pedí ayuda. Otras no, pero tiene que haber de todo. La aventura murió de éxito tras un par de ediciones porque aquello crecía cada año y nos venía grande.

A primeros de julio, el día 8, de 1996, el novillero salmantino Pepe Luis Gallego toma la alternativa en Fuentesaúco (Zamora). Buen torero, de conceptos clásicos y buen aire de empaque estético, Pepe Luis Gallego fue un novillero de primera fila en aquellos años y muy toreado en su tierra. Con desigualdades evidentes en su carrera, era torero que agradaba verlo cuando se encontraba a gusto con "la fiera". Y para allá que me fui, a verle doctorarse. Fue novillero de largo recorrido, no de fulgor instantáneo, por eso su habitación, ese día anduvo parca de visitantes. Dos personas: él y yo. Le acompañé silencioso mientras su mozo de espadas le vestía de grana y oro y el ayuda andaba haciendo el cimbel organizando capotes, esportón?.

Aquella corrida mixta, de Carlos Núñez, tuvo celo, bravura y mucho que torear. Y Pepe Luis estuvo tan solvente, poderoso y capaz que le cortó las orejas a sus dos toros, saliendo a hombros por la puerta grande. Después de una primorosa tarde en Béjar, donde bordó el toreo a la verónica, es la vez que mejor he visto a este buen torero salmantino que me dejó aquella bulliciosa tarde de fiesta en Fuentesaúco, un feliz poso de toreo elegante y artista.

Toño Blázquez

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