A mí que me den un Carolina Bescansa

El asunto es distinguir entre banalidad y ligereza. Yo abogo por la ligereza, el gusto por el detalle, la portada del Hola con Carolina de Mónaco luciendo tiara y arruguitas bellas de mujer de 60 años que se asume con delicadeza? también con un montón de dineuros que diría mi sobrino, pero qué gusto ver una cara envejecida y guapa y no unos pómulos inflados a botox y unos ojos de gata enloquecida de tiranteces. A mí me van las Carolinas, las de la tiara y la de la teta parlamentaria con sus jerseys infomes, su cara de no haber dormido porque llora el crío y te levantas pronto a darle el desayuno a la mayor que no quiere ir al cole y luego me toca ir en coche al trabajo y aguantar atasco y medio. Carolina sí que puede, ella es la que va a la tele con una cazadora vaquera de mil lavados y el rostro cansado de escuchar estupideces. Ahora dice que el debate en Podemos se ha banalizado. Yo diría más, es una pelea de siete machos entre Errejón, Iglesias, Echenique y ese Espinar que cada día parece más chulesco. Los machos alfa de la formación moderna, dónde va a parar, inmersos en una gallera a ver quien la tiene más grande. Y luego viene Echenique a acabarlo de remediar. Mientras, en el sur tenemos a Teresa que al menos, le echa lo que hay que echarle. Yo lo siento, pero en Podemos excepto algún nombre masculino de los que se oyen poco, lo que valen son las féminas. Esas que han salido a la calle a decirle a Trump que le vaya a tocar el culo a la CIA a ver si se deja. Esas que pelean todos los días para que funcione la vida cotidiana.

Una cosa es la ligereza, y mira que me gustan los vestidos de Carolina, los pelos de Carolina, las fotos en las que era una jovencita rellena y feliz antes de encontrarse con ese chulo que se la llevó de calle. Otra cosa la banalidad de un discurso manido y de unas disculpas estúpidas. Los debates de Podemos son tan futiles como las declaraciones de Trump, mucho América Primero y no nos cuentas cómo. Mucho discurso y luego se hace lo que yo digo. Qué banalidad ese dorado del quiero y no puedo, qué banalidad enzarzarse en disputas internas mientras los demás lo que queremos son soluciones prácticas y un buen paso al frente. Yo animaría a Carolina a hacerles a todos un corte de mangas, hablo de Bescansa, no de la otra, que ya lo hizo. Las borracheras reales que te las aguante otra, pero yo de lo de Alteza Real no me apeo. Las disputas territoriales que las diriman meando contra una pared a ver quien llega más lejos? mientras el hielo nos quema las plantas del patio y tenemos ganas de primavera medio país se hiela y en su totalidad paga la luz a precio de oro. No sabía que una necesidad básica fuera un artículo de lujo pero eso es lo que tiene no ser Carolina, digo, la de la tiara. Esa me temo que no ve la factura ni se inmuta, Carolina, la otra, aunque venga de familia de posibles, cosa que siempre se le recrimina como si uno eligiera la cuna, seguro que tiene el mismo patatús que yo cuando abre el sobre de Iberdrola. En fin, que una cosa es la ligereza ?y me apunto a la tiara- y otra la banalidad de hablar del tiempo, del precio de la luz y hasta de lo malo que es el camarada con ansias de protagonismo.

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.