Donde hay humo hay fuego

6/enero/viernes

La imagen hoy se centra de nuevo en los niños. Pero ahora ya disfrutando de los regalos que les han echado los Reyes Magos. Junto con la familia no descansan al comprobar que los sueños y las ilusiones se cumplen. Son las horas del entusiasmo. Es la ventaja de la inocencia. Por eso la primera decepción que tenemos como personas es el día que alguien te descubre la realidad, siempre más prosaica que poética. A pesar de eso, y de los golpes y trampas en los que a uno le va metiendo la vida, es necesario revitalizarnos a cada instante, en cada momento, en sobreponernos a los hechos crudos del cotidiano vivir. Necesitamos renovar los sueños, como una medicina fantástica que no afecta al hígado porque va directamente al cerebro, que a su vez manda sobre el corazón. Me cuentan unos amigos que a una persona de 53 años le han trasplantado el corazón de un chico de 20 años. Que está muy ilusionada y que trabaja con el convencimiento de que además de renovar el contrato con la vida lo ha hecho con la juventud. Que manifiesta que siente la sangre como que corre renovada, que ríe y disfruta como un auténtico chaval de 20 años. Gran ejemplo, maravillosa historia que me sirve para reafirmarme de que el auténtico motor de la vida es la ilusión, los sueños, la magia.

Leo en un periódico un informe sobre los seis años que lleva vigente la llamada Ley Antitabaco que "prohíbe fumar en todo tipo de espacios abiertos de uso colectivo, así como en locales abiertos al público tales como bares, restaurantes, hoteles, tiendas y demás". La medida del Gobierno Zapatero fue muy criticada, incluso se llegó a decir que cerrarían 70.000 establecimientos, según un reportaje del diario digital "El confidencial". Seis años después la medida se ha aplicado y respetado, lo que ha supuesto incluso comentarios favorables de los fumadores.

Aquella imagen de los bares llenos de humo, como en Cañizo, cuando por la tarde la gente se jugaba a las cartas "café, copa y puro" pasó al olvido. Sólo el cine nos devuelve aquellos tiempos, como La Colmena, la obra de Camilo José Cela que se desarrolla en el Café de Doña Rosa, en realidad los estudios Cinearte. El propio Premio Nobel actúa en la tertulia en un ambiente de humo y muy propio de la postguerra. Año 1942. La película dirigida por Mario Camus es una obra que refleja perfectamente aquellos años de humo libre, en muchos casos procedente de colillas tiradas al suelo porque los bolsillos no daban para muy poco.

Siempre sufrí en la garganta las vaharadas de humo de los lugares cerrados. En el bar del Señor Narciso y en el café del Señor Delfín, cuando las gentes del pueblo jugaban a las brisca, al mus, al dominó, al tute, a la negra o al gilé a veces costaba ver más allá de los dos o tres metros. El olor de los puros Faria, exclusivo e intenso, completaba un ambiente, una escena, que se extendía por toda España como una costumbre de lo más normal.

Hoy se sorprenden los ciudadanos, incluso los propios protagonistas de aquellos días, que pudiéramos aguantar el fumar en las discotecas, lo que ocasionaba auténticas nubes de humo que llenaba nuestros pulmones como fumadores pasivos al compás de las luces frenéticas de las salas. El humo casi se masticaba. Fumar, encender cigarrillos en las discotecas, pudo incluso ocasionar tragedias aún más graves. Aunque no pudo esclarecerse de forma oficial, una colilla, según afirmaron varios testigos en su día, pudo ser la causa del incendio en la discoteca Siete/Siete de Valladolid el 6 de octubre de 1996. Fallecieron cuatro personas y otras sufrieron quemaduras de cuyas secuelas nunca se recuperaron del todo. (El incendio de la discoteca Alcalá 20 en Madrid, el 17 de diciembre de 1983, según se argumentó entonces, se debió tras prenderse fuego una cortina generada por una chispa ocasionada por un cortocircuito. Otra tragedia se produjo en Madrid el 1 de noviembre de 2012 en el pabellón Arena. Allí fallecieron cinco chicas jóvenes en una macrofiesta de Halloween. Las causas no obedecieron a un cigarrillo, si no a numerosas irregularidades entre la empresa promotora y el Ayuntamiento de Madrid.)

La gran acumulación del humo de los cigarrillos me atacaba a la garganta de forma rápida y me lastimaba las cuerdas vocales en todos esos lugares públicos en los que hoy está prohibido encender un cigarrillo. Eso me obligaba a tener siempre en la mesa de mi despacho de TVE, donde presentaba el Informativo Territorial, un tarro de miel. La miel la iba tomando a lo largo de la mañana y cuando llegaban las dos de la tarde ya estaba en condiciones de hablar. La miel en mi hacía milagros.

A veces somos capaces de progresar adecuadamente. Es el caso.

7/enero/sábado

Se conoce la noticia del fallecimiento de Mario Soares, el gran político portugués. Su aportación a la modernidad del país luso es reconocida por todos los líderes políticos de Europa. Secretario General del Partido Socialista Portugués, Primer Ministro en dos ocasiones y Presidente de la República Portuguesa fue un gran amigo de España; quien mejor entendió la necesidad de acercamiento entre los dos países y la obligación de desterrar los viejos recelos. Se entendió a la perfección con Felipe González y con el Rey Juan Carlos. Felipe VI acudió a su funeral. Buena parte del buen entendimiento y las relaciones entre España y Portugal se deben a Mario Soares.

Era un hombre que tenía una gran querencia y respecto por la cultura de ambos países, especialmente aquellos episodios históricos comunes. Por eso siempre estuvo dispuesto a contribuir más a unir que separar. En ese camino vio siempre un lugar de referencia Zamora por ser el lugar donde se firmó el Tratado por el que Alfonso Enriques pasó a ser rey, iniciando un nuevo periodo en la intensa y larga historia de Portugal. Alfonso VII de León reconoció, en definitiva, la soberanía portuguesa en 1143. Alfonso Enriques pasó a ser Alfonso I de Portugal.

Ese vínculo se mantiene por las relaciones de amistad y proximidad de las gentes de Zamora y las del país vecino desde siempre, pero especialmente desde creación de la Fundación Hispano-Portuguesa Rei Alfonso Enriques, una institución creada para contribuir a la formación del Valle del Duero como eje natural, cultural, histórico, turístico y patrimonial. También es de vital importancia el Tratado de Alcañices, firmado en 1297 entre la Corona de Castilla y el Reino de Portugal. Mediante este acuerdo, entre otras cosas, quedaron fijadas las fronteras entre el Reino de León y el Reino de Portugal.

Mario Soares, en medio de sus múltiples actividades, tuvo tiempo de visitar Zamora para conocer más profundamente la ciudad y la historia de su país. Tuve la oportunidad de entrevistar a Mario Soares para TVE en un viaje que hizo a finales del siglo pasado a la capital zamorana y de recorrer las calles de la ciudad con él, a quien acompañaban diferentes autoridades españolas y varios periodistas. Mario Soares no dejó de expresar la admiración que le producía la belleza de Zamora, especialmente la parte medieval que mira al río Duero, al río Douro. También se quejó del abandono de algunos edificios históricos que estaban en ruinas junto a la plaza de Viriato, precisamente el héroe zamorano que fue "un pastor lusitano" según nos enseñaba la Enciclopedia de Álvarez en la escuela del pueblo. Soares dijo: "Le pediré a mi amigo Juan José Laborda ( a la sazón presidente del Senado) que intervenga para que eso se restaure pronto." No sé si le llamó y si le pidió ese apoyo, pero algunos años después ese edificio en ruinas, sostenido entonces por unas vigas de hierro, se reconstruyó a la perfección. Y así sigue.

11/enero/miércoles

Hace frío. Es puro invierno. Y este 2017 promete. Aunque nada parecido a lo que sucede en varios países de Europa y norte de América, donde la nieve, el hielo y el frío han matado a más de 30 personas. El calentamiento global está desintegrando las grandes masas de hielo de los polos. Por lo que apuntan las noticias de los medios de comunicación los iceberg que se están desprendiendo dejan diminuto con el que chocó el Titanic.

Después de pasear a Rumbo voy a Cañizo. A comer con Miguel. La casa está fría, helada. Al entrar tengo la sensación de mi época de niño, cuando no había calefacción y el frío se calaba en los huesos. Cuando me metía en la cama me quedaba paralizado, como una estatua de hielo, a la espera de que se calentara el sitio donde me había puesto. Si movía una mano se me quedaba paralizada, si sacaba la cabeza, se me congelaba. Para evitar la congelación mi madre llenaba de cisco unos braseros cerrados, especiales, decimonónicos, llenos de cisco al rojo vivo, para calentar las sábanas. Había que meterse rápidamente porque el efecto del calor se diluía en unos minutos. Ya en los años setenta se fueron sustituyendo los braseros por bolsas de agua caliente que se iban poniendo en los distintos puntos de la cama. Los avances de la ciencia a veces pueden ser muy sencillos.

Enciendo la calefacción, con sólo apretar un botón, y en muy poco tiempo la casa empieza a caldearse. Enciendo también el fuego de la bodeguilla y la llama de encina me ilumina los ojos. La capacidad de hacer fuego, su descubrimiento, es para mí el mayor invento de la Humanidad. De ahora y de siempre. Si no fuera por el fuego ¿ cómo podría haber asado los chorizos de la matanza de Miguel?

12/de enero/jueves

Decido empezar a leer y recopilar todos contenidos que hablen de la amistad y los amigos. Acudo a la librería Margen para hablar con Manuel Cambronero, el hombre que me situará en el contexto mejor que nadie. Su cultura asombrosa domina el mapa de todos los conocimientos. No está, pero en la librería me dicen que Emilio Lledó, el gran filósofo y ensayista español, lleva 20 años recopilando material para escribir un tratado sobre la amistad. No me asusto porque no pienso compararme con pensadores de su categoría. No soy tan iluso. Yo haré, si lo hago, algo en la línea de mi capacidad y posibilidades. Veinte años no se si tendré por delante: pongo cinco. Ya veremos. De momento en Margen ya he encargado "Ética a Nicómaco" de Aristóteles. En esta obra el filósofo aborda en buena parte los conceptos de la amistad.

Hablamos siempre de los amigos. Es una palabra que tenemos constantemente en la boca. Pero hay tantos, tan distintos, tan diferentes, tantas clases, tantas divisiones y subdivisiones, que creo que no siempre nos aclaramos. Yo voy a intentarlo. No sé qué, pero algo.