Florencio Maíllo vuelve a recoger en su obra el valor de la memoria

Hasta el día 19 de agosto se podrá visitar en la sala de exposiciones Bizarte una serie de obras de serigrafía digital de Florencio Maíllo, en la que elementos de las fuentes de El Bosque y los reflejos del agua del estanque se mezclan en una alegoría de un lugar que el artista visitó hace 30 años y que a su vuelta ha encontrado sumido en una mayor decadencia, por lo que hace un quiebro a su propia obra expuesta en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, para reflejar de manera crítica, una realidad que invita a la reflexión de quien la contempla.

Maíllo lleva trabajando la serigrafía digital, base de este proyecto, desde hace tres años, sus inicios fueron las ilustraciones del libro de poesía de Luis Melero, Trazado sin Rumbo, trabajo que se expuso en La Salina de Salamanca, el pasado mes de marzo. Ese fue el inicio de un proyecto de investigación de la Universidad de Salamanca bajo la dirección del catedrático de grabado de la facultad de Bellas Artes de la USAL, José Fuentes.

El artista lleva la serigrafía a su terreno, a sus materiales y a su concepto ideado para la obra de Melero, transformado en la serie de Béjar para recoger la idea del archivo de la memoria y la identidad, al igual que hizo en Mogarraz con los retratos que se encuentran en las calles del pueblo, y en muchas de sus esculturas. En esta muestra, el autor recoge el concepto a través de un herbario que simboliza la recogida de plantas para archivarlas, siguiendo la concepción de que no se pierda el elemento efímero.

La obra está realizada con una técnica mixta, utilizando elementos reciclados. Sobre un soporte de aluminio aplica variados materiales recogidos en el entorno de los lugares contemplados en las imágenes, en este caso se puede ver polvo de mármol y por supuesto las hierbas que componen la fase final del proceso de esta serie.

El proceso intermedio de esta obra mestiza y barroca, es una serigrafía con dos tintas que Florencio Maíllo lleva a sus propios pigmentos de óxidos de hierro y finaliza con una impresión fotográfica en caliente de las plantas y las imágenes de El Bosque, que es lo que da unidad a esta serie.

Según la información publicada por el Museo de Artes Decorativas de Madrid, donde hasta el 16 de octubre se puede ver su obra del Jardín del Bosco: "Las obras de Maíllo establecen un estrecho vínculo con el espacio que las acoge", en este caso la sala Bizarte y El Jardín de El Bosque, unidos en el día a día, se funden en la obra del artista salmantino.