De personas e ideas

El asunto es antiguo. Ocupa un lugar central en la Filosofía. El origen, el significado, el papel de las ideas en una comunidad. Deslindarlas de intereses concretos o no. Saber separar su contenido, que estructura y guía la acción, del propósito último de quien las enarbola es una tarea ineludible de quien busca una mínima aproximación crítica para entender lo que sucede. Las ideas que vienen configurándose a lo largo del devenir social y que se moldean en distintos avatares no son ajenas a los individuos. Enmarcan, dan sentido a su quehacer, a veces lo condicionan. Sin embargo, a lo largo de esta conjunción se van produciendo relaciones entre ambos lados que frecuentemente son instrumento para alcanzar objetivos diferentes a su propio contenido. Las ideas se utilizan.

En Bolivia se acaba de dirimir sobre la oportunidad de la idea de la reelección, pero detrás de esa propuesta no había una mera formulación teórica sino el designio de Evo Morales y de su entorno que aspiran a mantener viva la posibilidad de continuar en el poder. En España, en pleno juego de sillas musicales que suponen las actuales negociaciones para conformar gobierno, hay algunos que anteponen las personas a las ideas y viceversa. Si el presidente en funciones, cuyo abandono de la política debería haberse hecho efectivo en la noche del 20D, persiste en que cualquier solución pase por su figura, Iglesias distribuye cargos con nombres y tareas concretas. Sánchez, por su parte, plantea ideas sin precisar cuánto de nueva clase política intervendrá en su hechura, mientras que se sabe poco de Rivera en cuanto a personas e ideas.

Entiendo que un asunto viejo no va a solventarse en este largo final de invierno que invita a una primavera más promisoria. No obstante, conviene volver a plantear el asunto, al menos para ser conscientes de los meros anhelos personales escondidos tras las ideas, de la inconsistencia de éstas, cuando no es su ausencia la nota predominante. Sé que un programa político resume un diagnóstico de los problemas con que nos enfrentamos a la luz de un determinado marco interpretativo y que propone acciones concretas para solventarlos. Pero también es una excusa para construir una nueva hegemonía del grupo que lo inspira, un pretexto que, basado en un relato seductor, conduce finalmente al poder, único objetivo por excelencia. Las ideas, entonces, son una hueca coartada de personas ambiciosas.