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Actualizado 09/12/2025 14:12:36
Toni Sánchez

La iniciativa, gratuita y cofinanciada por el FSE+, ofrece capacitación técnica y asesoramiento, convirtiéndose en una red de apoyo social clave para personas migrantes recién llegadas.

Desde septiembre de 2009, Cáritas Diocesana de Salamanca mantiene activo un pilar fundamental para la inserción laboral en la provincia: el programa de formación para el empleo de hogar. Lo que nació como una respuesta a la demanda de las familias salmantinas que buscaban personal cualificado, se ha consolidado quince años después como un sistema integral que no solo enseña a gestionar una casa, sino que dignifica la profesión y crea redes de apoyo social.

Durante este año 2025, el programa ha atendido a un total de 108 personas. La iniciativa surgió de una necesidad real detectada por el área de inserción de la entidad. "El perfil de empleadas de hogar era una de las mayores demandas que teníamos de ofertas para trabajar en domicilio", ha explicado Mónica Blázquez, responsable del programa. El objetivo es doble: garantizar un servicio de calidad a las familias y asegurar una inserción laboral justa para las trabajadoras.

La formación abarca competencias técnicas esenciales como la cocina española —clave para personas de otras nacionalidades—, la limpieza del hogar y el planchado. Además, el currículo se ha ampliado para incluir módulos sobre derechos laborales, prevención de accidentes y, recientemente, reciclaje y gestión de residuos domésticos.

Una formación flexible y sin fechas fijas

La característica más distintiva del proyecto es su metodología. A diferencia de los cursos reglados tradicionales, este programa no tiene una fecha de inicio y fin preestablecida. "Esto es a la carta y cada una viene lo que necesita hasta que aprenda", ha subrayado Blázquez. Esta flexibilidad permite personalizar el aprendizaje al máximo.

El sistema se adapta al nivel previo de cada usuario. Si una persona ya domina la cocina pero necesita mejorar en plancha, asiste únicamente a esos talleres. "Si necesitas venir cuatro días, vienes cuatro días; si necesitas diez, vienes diez", aclara la responsable. Además, la formación permite pausas: si una participante encuentra un empleo temporal o tiene una urgencia familiar, puede interrumpir la asistencia y retomarla más adelante en el punto exacto donde la dejó.

Cambio de perfil: de la mujer nacional a la joven migrante

La demografía de los participantes ha evolucionado notablemente en la última década y media. Si en los inicios el perfil mayoritario eran mujeres españolas de entre 35 y 60 años, la realidad actual es distinta. "El perfil del año pasado y este año son personas recién llegadas, que llevan muy poquito tiempo en España sin experiencia laboral", detalla Blázquez.

Este cambio implica nuevos retos formativos, ya que muchas participantes deben aprender desde cero hábitos y costumbres locales, incluyendo el manejo de electrodomésticos o recetas de cocina castellana. Aunque es un sector eminentemente feminizado, el programa también está abierto a hombres; de hecho, durante este curso han participado dos varones.

El acceso a la formación es universal dentro de la entidad. "Atendemos tanto a personas que tengan documentación (DNI) como a personas que estén en situación administrativa irregular, que solo tengan pasaporte", ha destacado la responsable. Todos pueden acceder a las clases para mejorar sus competencias, aunque el acceso posterior a la bolsa de empleo de Cáritas queda reservado para quienes cuentan con permiso de trabajo, requisito indispensable para la formalización de contratos legales.

Conciliación y red de apoyo social

El horario de las clases, de lunes a viernes de 9:30 a 13:30 horas, está diseñado específicamente para facilitar la conciliación familiar, permitiendo a las asistentes llevar y recoger a sus hijos del colegio. En los meses de jornada escolar reducida, como junio y septiembre, el horario se ajusta para finalizar a las 13:00 horas.

Más allá de lo técnico, el aula se convierte en un espacio de socialización vital, especialmente para las personas recién llegadas a Salamanca que sufren aislamiento. "Para ellas es un lugar de encuentro donde hacen red social. Se encuentran aquí con personas que han pasado o están pasando por lo mismo y eso les ayuda", afirma Blázquez. El programa funciona también como un grupo de apoyo emocional donde compartir experiencias y desahogarse.

Garantías para familias y trabajadores

Cáritas actúa como intermediario de confianza. Cuando una familia solicita personal, la entidad busca en su bolsa de empleo al candidato que mejor se adapta a los requisitos específicos, ya sea priorizando la cocina, la plancha o el cuidado. "Damos una garantía de que conocemos a esa persona", asegura la responsable.

El acompañamiento continúa tras la contratación. La entidad ofrece asesoramiento constante y elabora anualmente unas tablas salariales de referencia basadas en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que sirven de guía tanto para empleadas como para empleadores sobre sueldos, horas y vacaciones.

Información práctica y acceso

Para las personas interesadas en acceder a esta formación, el proceso es el siguiente:

  • Lugar de acogida: Centro de Formación y Empleo 'Padre Basabe' de Cáritas Salamanca.
  • Dirección: Paseo San Antonio, número 14.
  • Proceso: Se realiza una primera acogida y una entrevista con un orientador laboral, quien deriva al usuario a la formación específica según sus necesidades.
  • Coste: La formación es totalmente gratuita.
  • Financiación: El proyecto está cofinanciado por el Fondo Social Europeo Plus (FSE+), destinado a la inclusión social y la lucha contra la pobreza.

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