Con el Premio ¡Bravo! de Comunicación diocesana
El jurado designado por la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) anunció el pasado jueves la concesión de los Premios ¡Bravo! 2025, que alcanzan este año su 56ª edición. Entre los galardonados figuran las responsables de comunicación de la Diócesis de Ciudad Rodrigo y de Salamanca, Eva Cañas y María Criado, cuyo trabajo ha sido distinguido en la categoría de Comunicación Diocesana.
Con estos premios, la CECS reconoce «la labor meritoria de aquellos profesionales de la comunicación que, desde los distintos medios, se han distinguido por su servicio a la dignidad humana, a los derechos fundamentales y a los valores evangélicos».
Ambas responsables de comunicación expresaron a Ciudad Rodrigo AL DÍA su gratitud por un reconocimiento que, según afirmaron, llega como una sorpresa: «Lo primero, agradecer a la Conferencia Episcopal que haya pensado en nosotras. Es una labor que se realiza de forma callada y sencilla, y nunca imaginas que pueda recibir un reconocimiento así. También queremos agradecer a los compañeros de otras diócesis, con quienes compartimos la misma misión y de quienes siempre aprendemos. Y, de manera especial, a las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo, que han confiado en nosotras y nos otorgan total libertad para contar estas historias».
Eva Cañas, reflexionando sobre el sentido de su trabajo, subrayó: «Siempre digo que soy periodista porque me gusta contar historias, y la historia más hermosa jamás contada está en el Evangelio. En pleno siglo XXI la adaptamos a las realidades de nuestras ciudades y de nuestros pueblos; damos voz a quien no la tiene y a quien desea compartir cómo vive su fe. Hoy es más necesario que nunca, así que muchísimas gracias».
Por su parte, María Criado destacó la dimensión colectiva del premio: «Estamos muy agradecidas por este reconocimiento, que además procede de compañeros de otras delegaciones diocesanas que valoran nuestro trabajo diario. Lo recibimos con mucha alegría y queremos hacerlo extensivo a todas las personas que colaboran en este servicio en las diócesis de Ciudad Rodrigo y Salamanca, así como a tantos profesionales que han pasado por aquí y han dejado su huella».
Ambas coinciden en que el galardón actúa como un impulso renovado para continuar comunicando la vida de la Iglesia: «Lo que sucede en nuestras comunidades, la buena noticia que se hace visible en tantas personas, en su modo de vivir y celebrar la fe, y en las tradiciones que conforman también nuestra identidad cristiana».