El evento estuvo organizado por la Asociación de vecinos y los parroquianos de San Andrés
La Asociación de Vecinos y la comunidad parroquial organizaron, en la víspera de San Andrés, una animada castañada que reunió a feligreses y habitantes del barrio ante la elegante portada meridional románica de la iglesia que data posiblemente del siglo XII.
Al amparo de una pequeña fogata, que devolvía al entorno un aire de celebración antigua, se congregaron varias decenas de vecinos para compartir castañas asadas, altramuces, vino y refrescos. La cita recupera la tradición que, años atrás, precedía a la festividad de San Andrés y daba paso a una feria ganadera que ocupaba los alrededores del templo, antes de que la expansión urbanística transformara por completo la zona. Con voluntad de mantener viva esa memoria colectiva, la Asociación de Vecinos se ha empeñado en reinstalar esta costumbre que durante algún tiempo permaneció en el olvido.
La jornada comenzó con una eucaristía muy concurrida, oficiada por el párroco Tomás Muñoz. Al término de la misa, un repique de campanas anunció el inicio de la castañada, hacia la cual se dirigieron los fieles atraídos por el calor del fuego y el aroma del fruto recién asado. Entre conversaciones distendidas y saludos cómplices, el acto se convirtió en un pequeño ejercicio de convivencia comunitaria.
El tiempo, benévolo a última hora, permitió celebrar el encuentro sin contratiempos: minutos antes, las nubes habían descargado una breve lluvia que dejó el ambiente templado y un punto melancólico, realzado por la luz vacilante de la hoguera. Aunque modesta, la lumbre bastó para reunir en torno a ella a vecinos y parroquianos, que celebraron juntos esta tradición recuperada con un espíritu de cercanía y alegría compartida.
Aquí puedes escuchar el repique de campanas.