SOCIEDAD
Actualizado 11/11/2025 10:34:50
Toni Sánchez

La cantante Tamara repasa el legado personal y artístico de su abuelo, el cantaor salmantino Rafael Farina, con motivo del Día Internacional del Flamenco. En una entrevista exclusiva, comparte anécdotas íntimas y confirma su intención de incluir Salamanca en su gira de 2026.

En el marco del Día Internacional del Flamenco, que se conmemora cada 16 de noviembre, la figura del cantaor salmantino Rafael Farina resuena con una fuerza especial. No solo como una leyenda de la copla y el flamenco, sino a través del legado artístico y el recuerdo vivo de su nieta, Tamara. La cantante, que ha cumplido ya 26 años de una sólida carrera, comparte en una entrevista exclusiva con SALAMANCArtv AL DÍA sus memorias más íntimas, dibujando un retrato del hombre detrás del mito y reflexionando sobre el orgullo de una herencia que trasciende los escenarios.

Lejos del artista aclamado por multitudes, los primeros recuerdos de Tamara están ligados a una figura cálida, familiar y consentidora. "Los primeros recuerdos son lógicamente como abuelo, no como artista", asegura la cantante. Entre esas memorias de infancia, relata con especial cariño el momento en que Farina la sostuvo en brazos por primera vez, siendo apenas un bebé. "Según lo que me han contado, el abuelo dijo: 'Qué hermosura de niña, qué preciosidad'", cuenta a partir de los relatos familiares.

Otro recuerdo, ya grabado en su propia mente a los tres o cuatro años, revela la ternura del cantaor. Mientras ella jugaba a peinarle con un peine de plástico de sus muñecas, algo que a él no le gustaba porque su pelo era considerado como un tesoro para él, Farina la defendió con dulzura ante los reproches de la familia. "Dejad a la niña, que ahora mismo está entretenida. Tú sigue peinándome, que me vas a poner muy guapo", rememora Tamara que le dijo su abuelo. Era "el abuelo que te anima, el abuelo que no reprocha, que te consiente y te deja hacer lo que quieres", explica, evocando cómo les daba dinero a escondidas para comprar chucherías en la tienda de al lado de casa.

Incluso en los momentos de arte familiar, la faceta más personal de Rafael Farina se imponía. Tamara recuerda una anécdota especial en la que su abuelo, dirigiéndose a su suegra, prometió algo insólito: "Mire, suegra, va a ver algo que usted no va a ver jamás en la vida: que su hija, que es bailaora, me cante, y yo le baile por bulerías". Un instante único que revela el lado más introvertido y familiar del genio.

Crecer en el seno de una estirpe de artistas, con su abuelo Rafael Farina y su abuela, la bailaora Fernanda Romero, creadora del taranto, significó vivir rodeada de arte. Sin embargo, la comprensión de la magnitud de sus figuras no fue inmediata. "Siendo una niña pequeña no sabes la repercusión que podían tener tanto mi abuelo como mi abuela", explica Tamara.

Fue más tarde, con ocho o nueve años, al verle actuar con frecuencia en televisión, cuando empezó a tomar conciencia de su dimensión artística. "Ahí ya te vas dando cuenta de quién es tu abuelo, que aparte de ser tu familiar, tu sangre, era uno de los mejores cantaores y de la copla que teníamos en nuestro país", afirma. Fue entonces cuando empezó a comprender "el legado que tienes detrás de ti".

Una identidad propia bajo la sombra de un gigante

Esa herencia ha influido "mucho y para bien" en su carrera, un hecho que lleva "con orgullo, con mucha admiración y con mucho cariño". A pesar del poderoso legado, Tamara subraya la fuerte personalidad artística que caracteriza a su familia, lo que le ha permitido forjar su propio camino sin renunciar a sus raíces.

"A mí siempre se me ha conocido como Tamara, la nieta de Rafael Farina, pero no la nieta de Rafael Farina, y después Tamara a continuación. Es al revés", matiza, destacando que ha logrado construir una identidad propia. "En mi casa todos tenemos una gran personalidad como artistas", añade. De hecho, después de 26 años de carrera, sigue recibiendo con agrado las comparaciones del público: "La gente dice: 'Es que se te nota que vienes de donde vienes. Esa elegancia, esa forma de ponerte en el escenario'. Es maravilloso que todavía te lo sigan diciendo", comparte con satisfacción.

La vigencia del "tenor gitano" y un homenaje en el horizonte

Para Tamara, el legado de su abuelo perdurará mientras sus canciones sigan vivas, aunque reconoce la dificultad de emular su arte. "Cantar como mi abuelo y parecerse, yo creo que es algo muy difícil. Él era muy único y muy especial", afirma, refiriéndose a él como "el tenor gitano". Más allá del reconocimiento profesional, la presencia de Farina sigue siendo un pilar en el ámbito familiar. "Cuando nos juntamos, él sigue estando presente, pero no solo como artista. Lo importante es que sigue estando vigente como padre y como abuelo, que yo creo que eso es lo más importante", revela.

Aunque la idea de un homenaje musical a su abuelo ha rondado su cabeza desde joven, siente que aún no ha llegado el momento. "Yo creo que no estoy preparada todavía artísticamente, en el sentido de que tengo que tener más tablas", confiesa con humildad. Considera que un tributo de esa envergadura requiere la solera que solo dan los años. De hacerlo, lo llevaría a su terreno, influenciada por la vasta cultura musical de sus abuelos, que abarcaba desde el flamenco hasta la música clásica o el tango argentino. "No era un hombre cerrado dentro del arte", puntualiza.

Su relación con la música de Farina también ha evolucionado. Si de niña le dio por cantar sin parar "Campanas de Linares", ahora prefiere un rol de observadora. "Ahora lo que me gusta, cuando me meto en YouTube, es verlos. A él me gusta escucharlo, verlo, qué gestos hace o qué sonrisa pone. Ahora sí que tengo una edad que entiendo el genio que era".

Salamanca en 2026: un regreso a las raíces

Actualmente, Tamara se encuentra inmersa en su gira "25 años de corazón" y en la preparación de un nuevo álbum homónimo que verá la luz en febrero. Entre sus planes futuros, Salamanca ocupa un lugar especial. La cantante ha confirmado su intención de incluir la capital charra en su gira de 2026.

"Quiero llevar mi gira para el año que viene. Tenemos planteado hacer un concierto en la tierra de mi abuelo", anuncia. Actuar en Salamanca tiene una motivación añadida: la cercanía del Palacio de Congresos con la estatua que honra a Rafael Farina. "Lo que a mí más me motiva es que canto muy cerquita de él, porque la estatua de mi abuelo está justo al lado", explica.

La conexión con sus raíces salmantinas es profunda. "El arraigo que tengo con Salamanca es muy grande porque mi abuelo nació allí y porque mis raíces vienen de ahí", subraya. Con esa motivación, concluye: "Tengo muchas ganas de cantar muy cerquita de él, aunque yo cada vez que canto, en cada sitio que voy, él siempre está conmigo, él y también mi abuela, los dos".

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