Obra de Alonso Coomonte, fue trasladada en 2010 a la Vaguada de la Palma, una ubicación que su propio autor consideró "excepcional" y superior a la original
Muchas de las esculturas que conforman el paisaje urbano de Salamanca son hitos reconocibles para sus ciudadanos, aunque la historia de sus emplazamientos no siempre es tan conocida. Es el caso del monumento 'A la Constitución', una imponente obra del escultor zamorano José Luis Alonso Coomonte que, tras un significativo traslado, encontró en la Vaguada de la Palma un lugar que, en palabras de su creador, mejoró la pieza original.
La escultura fue concebida para homenajear los diez años de la Constitución Española de 1978, un texto fundamental que consolidó la transición democrática del país. Su instalación se enmarcó en un periodo de profundos cambios simbólicos en las ciudades españolas, donde el nomenclátor de calles y plazas se adaptaba a los nuevos tiempos.
Este contexto es clave para entender su primera ubicación. La escultura se situó en un lugar de gran carga política e institucional, un espacio que, tras la llegada de la Democracia, había sido rebautizado para honrar la nueva etapa que vivía España.
Aunque el proyecto conmemoraba el décimo aniversario de la Carta Magna, la inauguración oficial del monumento no se produjo hasta el 7 de julio de 1990 en la Plaza de la Constitución. Este enclave, que hasta el 7 de marzo de 1980 se había denominado plaza del Caudillo, se consolidó como el centro administrativo de la ciudad al albergar edificios como la Delegación del Gobierno y la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León.
La elección de este lugar no fue casual. Colocar allí un homenaje a la Constitución reforzaba el carácter institucional de la zona y servía como un recordatorio permanente de los valores democráticos. La obra de Coomonte presidió este espacio durante casi dos décadas, convirtiéndose en un símbolo del poder civil.
Realizada en bronce, la escultura es una pieza abstracta de gran fuerza visual que alcanza los 8 metros de altura y 4,40 metros de anchura, con un peso total de 3.000 kilogramos. Su estructura se compone de diez pirámides superpuestas que se elevan sobre una sólida base pétrea.
Esta composición está cargada de simbolismo. Si bien una interpretación asocia las diez pirámides con los diez títulos que componen el texto constitucional, el propio Coomonte ha explicado que su intención era representar las diferentes clases sociales de España unidas por la Constitución, que actúa como nexo común sobre la base del poder del pueblo.
La escultura fue retirada de la Plaza de la Constitución en el año 2009, durante el mandato del alcalde Julián Lanzarote. El motivo fue la profunda reforma urbanística de la plaza, proyectada para dotarla de un carácter más peatonal y libre de esculturas, cediendo todo el protagonismo al espacio ciudadano.
Tras un tiempo almacenada, la obra fue reinstalada en junio de 2010 en su ubicación actual: la Vaguada de la Palma, en las inmediaciones del Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León. Un cambio que, lejos de ser un mero trámite, fue celebrado por su autor. En una conversación con el alcalde, José Luis Coomonte confesó que, viendo el resultado, le hubiera gustado colocarla en la Vaguada desde el principio. "Este sitio es excepcional, porque la anterior era una plaza cerrada para una escultura abierta, ahora gana vistosidad", afirmó el escultor.