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PORTUGAL
Actualizado 26/08/2025 19:00:56
Raquel Martín-Garay

Originalmente humildes refugios de madera para pescadores, su transformación en llamativas casas de fachadas a rayas se produjo en el siglo XIX por influencia de la burguesía

Amarillo, azul, verde, rojo… siempre a rayas y siempre alternando el blanco. Las casas de colores a rayas frente a la Ría de Aveiro son la imagen que nos viene a la cabeza cuando pensamos en Costa Nova.

Sin embargo, su origen dista mucho de las simpáticas historias que a menudo cuentan los vendedores de souvenirs, como la que atribuye la elección del color al equipo de fútbol al que es aficionado el dueño, o a la función de guía, para que los marineros reconocieran su hogar desde el mar al volver a tierra.

Originalmente, los palheiros eran construcciones sencillas y funcionales. Tras la fijación de la barra de la Ría de Aveiro en 1808, los pescadores de las "companhas" de Ílhavo se trasladaron a la zona, edificando estos refugios con la abundante madera local. Servían como vivienda, donde se dormía en esteras sobre el suelo, y también como almacenes para la salga y el secado del pescado.

Inicialmente, estas cabañas mantenían el color natural de la madera. La necesidad de protegerlas de las inclemencias del tiempo llevó a sus dueños a revestirlas con un compuesto a base de aceite de pescado y pigmentos naturales, que dieron lugar a los primeros colores característicos: rojo-ocre y negro, aplicados en franjas alternas.

La estética del dinero

La verdadera transformación estética llegó de la mano de la burguesía industrial de Ílhavo, enriquecida por la pesca del bacalao y la construcción naval. Según nos explica el personal de Turismo de Ílhavo, la causa de esta singular estampa se remonta al siglo XIX y principios del XX.

En aquella época, las clases pudientes portuguesas comenzaron a veranear en el litoral vascofrancés y adoptaron parte de su estética. A su vez, los marinos que pasaban largas temporadas en las campañas del bacalao en Terranova también trajeron de allí la costumbre de pintar de llamativos colores las fachadas.

Las antiguas casas de pescadores fueron transformadas en elegantes residencias de veraneo para la élite. A partir del siglo XX, se introdujo el adobe y los palheiros evolucionaron, añadiendo más pisos, más ventanas e incluso chimeneas.

Los palheiros de Costa Nova do Prado son hoy, probablemente, la imagen de marca más reconocible de esta localidad costera, un frontal de casas mirando a una ría atravesada por veleros clase Vouga, la única clase de vela autóctona portuguesa, creada aquí, en las tierras bajas del río Vouga.

Costa Nova es una localidad del litoral centro portugués, apreciada por su amplia playa atlántica y su gastronomía, cuya fachada oriental mira a la Ría de Aveiro. Pertenece a la parroquia de Gafanha da Encarnação, en el concejo de Ílhavo, a unos 8 km de la ciudad de Aveiro.

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