Ya habían llevado a cabo otros encuentros a los 20 y a los 25 años de finalizar sus estudios
Justo medio siglo después de concluir sus estudios, a lo largo de este caluroso viernes de agosto se han vuelto a reencontrar en Ciudad Rodrigo buena parte de los integrantes de la promoción 1972/1975 de Magisterio de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús de la Compañía de Santa Teresa de Jesús en Miróbriga. Como ellos mismos apuntaban en la mañana del viernes, esta promoción es muy singular, ya que fue la única mixta que tuvo este centro de Magisterio (las previas habían sido solo femeninas y justo cuando se marcharon el centro se cerró).
La generación estaba compuesta por un total de 37 alumnos, algunos de los cuales han fallecido en este medio siglo, reencontrándose en la mañana del viernes finalmente 22 (un par fueron baja de última hora y otros no han podido desplazarse por motivos de salud), tras haber llevado a cabo una “labor de investigación” para localizar al máximo número posible, aunque ya habían mantenido encuentros a los 20 y a los 25 años de acabar (en 1995 y 2000).
Esta jornada de “convivencia, de nostalgia, de rememorar experiencias”, como ellos mismos apuntaban, arrancó al mediodía en el lugar donde acudían a clase, las instalaciones de Torroba, donde se fueron saludando, de forma especialmente efusiva a aquellas personas que residen lejos, como una integrante de la generación que lo hace en Sevilla, que había viajado durante la misma mañana del viernes (también hubo personas de Ciudad Rodrigo, del norte de Extremadura, de Valladolid, etc.).
Tras una foto grupal en las icónicas escaleras por las que entraban al edificio de Torroba, los dos promotores del reencuentro ofrecieron unas palabras a sus compañeros, a quienes además obsequiaron con una acuarela del edificio hecha por otro de ellos, Lázaro Hernández, que es pintor.
A continuación se fueron a tomar algo a las inmediaciones para aliviar el calor, antes de trasladarse a las instalaciones del Hotel Conde Rodrigo II para disfrutar de una comida de confraternización, en la que surgieron numerosas anécdotas del pasado. Como señaló en la mañana del viernes uno de los integrantes de esta generación, el sacerdote Ángel Martín Carballo, fue una promoción “muy buena”, como demuestra el hecho de que, cuando fueron a examinarse de la Reválida en Salamanca, casi todos la aprobaron de golpe.