A pesar de que la producción ha sido buena, llegando a duplicar la de 2023, los agricultores se enfrentan a una rentabilidad casi nula debido a la combinación de altísimos costes de producción y precios de venta muy bajos, lo que les lleva a plantearse una reducción drástica de la siembra para el próximo año.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Salamanca ha calificado la recién finalizada campaña del cereal en la provincia como “muy decepcionante” para los profesionales del campo. La organización agraria denuncia una amarga paradoja: a pesar de una cosecha buena en volumen, la rentabilidad es prácticamente nula, una situación que genera un “gran pesar” en el sector.
Según explica UPA Salamanca, aunque la producción se presentaba excelente, los calores registrados a finales de mayo y principios de junio mermaron el rendimiento, sobre todo en el trigo. Aun así, la cosecha ha llegado a ser el doble de la obtenida en la campaña de 2023, marcada por la sequía. Sin embargo, este aumento en la producción no se ha traducido en beneficios.
El problema reside en un binomio fatal para los agricultores: los elevadísimos costes de producción frente a un bajo precio del cereal en el mercado. Esta combinación provoca que la rentabilidad final para los agricultores sea similar a la del desastroso año de sequía, un hecho que “pesa en la moral” de los profesionales, que ven imposible compensar las malas campañas anteriores y ahorrar para las futuras.
Como consecuencia directa de esta asfixia económica, muchos agricultores ya están planificando la próxima campaña con una seria duda sobre la mesa: la reducción drástica de la siembra de cereales. Desde UPA señalan que el sector se plantea optar por cultivos alternativos como las leguminosas y oleaginosas, que, si bien no garantizan grandes ingresos, al menos no suponen los elevados gastos asociados al cereal.
La organización agraria hace un llamamiento a la reflexión de todas las administraciones, “con la Europea a la cabeza, seguida por la central y la autonómica”. UPA apunta directamente a políticas como la eliminación de aranceles al grano ucraniano, sobre cuyo origen expresan “muchas dudas”, mientras que, por el contrario, se incrementan los aranceles a insumos básicos como abonos y combustibles.
“A tiempo se está de revertir esta situación”, advierte la organización, aunque se muestra escéptica ante el “devenir de las políticas agrarias europeas”. La viabilidad del sector cerealista en la provincia, concluyen, se encuentra en un “muy serio riesgo”.