La empresa Lidiarte Charro condujo con puntualidad y acierto el ganado desde el campo hasta los corrales de la Plaza Mayor
Las calles de La Fuente de San Esteban, corazón del Campo Charro, se vieron colmadas por miles de personas que no quisieron perderse uno de los actos más esperados del programa festivo: el tradicional encierro a caballo, celebrado en la jornada dominical que ponía fin a las celebraciones del Corpus Christi.
Bajo un sol intenso y con temperaturas estivales, el encierro se desarrolló con puntualidad casi absoluta: apenas diez minutos de diferencia respecto al horario previsto bastaron para que los caballistas de la empresa mirobrigense Lidiarte Charro hicieran su entrada en el casco urbano con tres erales y su correspondiente manada de bueyes. El recorrido, vistoso y compacto, ofreció estampas de gran belleza, premiadas con el aplauso unánime del público congregado en la Plaza Mayor.
A lo largo del trazado, visitantes llegados de múltiples localidades y comarcas vecinas ocuparon cada rincón disponible, reflejo de la profunda raigambre que tienen el toro y el caballo en esta tierra de hondas tradiciones.
Tras el encierro, la jornada festiva continuó con una multitudinaria paella popular. Más de quinientas personas aguardaron pacientemente para degustar este sabroso plato, que supo poner el punto gastronómico al día con un inmejorable sabor de boca. Todo esto contado, estuvo animando por la charanga mirobrigense 'Al Rojo'.
Como broche final, la Escuela de Tauromaquia de Salamanca ofreció una clase práctica en la que participaron tres de sus alumnos más prometedores: Noel García, Diego Mateos y Álvaro Rojo. Una cita que, sin duda, dejó constancia del relevo generacional y del compromiso con la continuidad de una de las expresiones culturales más arraigadas de la provincia.