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SOCIEDAD
Actualizado 13/05/2025 08:44:16
David Rodriguez

Teniendo en cuenta que el chocolate caliente se agotó, asistieron más personas que en años anteriores

La Parroquia de Nuestra Señora de Fátima de Ciudad Rodrigo entró en la noche del lunes en las horas centrales de conmemoración de la festividad de la Virgen que le da nombre, que aparece este martes 13 en el calendario litúrgico. Este punto de partida de los momentos culminantes fue la clásica procesión de las velas, que este año tuvo una inesperada y molesta visita: la lluvia.

La velada en la Parroquia comenzó con puntualidad en el interior del templo, hasta donde se habían ido acercando numerosos fieles de distintas parroquias de la ciudad. El párroco de Fátima, Vidal Rodríguez Encinas, dio la bienvenida a todos los presentes, dando paso al inicio del rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, que se fueron rezando en el trayecto por las calles del Valle de San Martín, que fue supervisado por la Policía Local.

En toda la procesión ocupó un lugar destacado la mayordoma de este año, Pacita, que estuvo acompañada por unos cuantos familiares, entre ellos sus hijos y su nieta Paola, edil del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo (por parte del Consistorio también asistieron Ramón Sastre, José Manuel Jerez, Joana Veloso, Rodrigo Toribio y Rubén Benito; contándose además con la presencia del Capitán de la Guardia Civil, Pablo Javier Ruiz Gatell de Gordejuela).

Ya en el momento de la salida, empezó a caer alguna gota fina y aislada. Tras el paso por la vía de servicio de la Avenida de Portugal, el agua empezó a caer con algo más de intensidad –todavía fina- en la calle San Martín, incrementándose poco a poco por las calles Independencia y Bailén. La procesión fue encabezada –guiándola- por el sacerdote Fernando Fuentes, asistiendo también otros presbíteros como Rafael Caño y Patricio Luis, que fueron entre los fieles, muchos de ellos portando velas, que tuvieron que compatibilizar con los paraguas aquellos que los llevaron.

Como es habitual, la procesión tuvo como primer destino la vía de servicio de la Avenida de Portugal, donde la Virgen fue colocada en una mesa. En ese momento, se produjo la habitual ofrenda floral, pudiendo todos aquellos que quisieron coger una flor y depositarla a los pies de la Virgen.

En el transcurso de esa ofrenda, la lluvia empezó a caer con más intensidad, de ahí que –tras algunos vivas- se decidiese recoger rápidamente a la Virgen en el templo y cantar allí la Salve (habitualmente se hace en el exterior). Como complemento, se cantó el Himno a la Virgen de Fátima, antes de la habitual ronda de fotos delante de la imagen. Como es costumbre, los fieles pudieron, según iban saliendo del templo, recoger un vaso de chocolate caliente y bizcochos.

Habitualmente siempre sobra algo de este chocolate caliente, pero este año se agotó por completo, yendo a buscar incluso un litro de leche para intentar ‘multiplicar’ un poco el que quedaba. Los fieles empezaron a degustar ese chocolate caliente en la calle, pero justo empezó a llover de nuevo, por lo que los allí presentes se disgregaron en pocos minutos (la temperatura era bastante idónea, sin el más mínimo frío).

Este martes se redondearán los actos festivos en honor a la Virgen de Fátima en su Parroquia, a partir de las 19.30 horas, con una secuencia que incluirá el rezo del Santo Rosario, la última sesión de la novena y una solemne eucaristía desde las 20.00 horas.

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