La pedanía mirobrigense vivió una animada tarde taurina con buen ambiente primaveral y notable afluencia de público, empañada por la lesión del astado "Jumillano" a los pocos minutos de su salida.
Bocacara volvió a vestirse de fiesta tras los actos solemnes para celebrar, por noveno año consecutivo, su casi tradicional Toro de San Miguel Arcángel, cita ya consolidada en el calendario taurino de la comarca. Una agradable tarde primaveral sirvió de escenario perfecto para que cerca de un millar de aficionados se congregaran en la calle Robledadana, convertida en coso taurino para la ocasión.
El festejo, fruto de la colaboración entre la Peña 'El Bocajón' y el Ayuntamiento pedáneo, incluyó la salida a la calle de un toro y varias vaquillas, pertenecientes a las ganaderías salmantinas de Vega de Algodor y Barcial, respectivamente. La jornada arrancó con una imponente vaca, donada por el consistorio local, que sorprendió por su movilidad y largo recorrido, provocando intensas carreras y aplausos entre los mozos.
El momento más esperado llegó con la salida de "Jumillano", un utrero bien presentado, que mostró codicia y presencia en los primeros compases. Sin embargo, la expectación se tornó en desazón cuando, tras una larga arrancada, el astado impactó violentamente contra un poste de cemento, sufriendo un grave percance que lo dejó inmóvil a los pocos minutos de su salida del camión.
Ante la imposibilidad de continuar con el toro, las vaquillas tomaron el relevo, ofreciendo un notable juego que mantuvo el interés y entusiasmo del público asistente, que supo comprender la situación y disfrutar del resto del festejo.
La jornada concluyó con ambiente festivo en la carpa municipal, donde desde la medianoche amenizó la Macrodiscoteca Zafiro, cerrando así un día de emociones en torno a la afición taurina de Bocacara.