Un problema en la carroza del paso propició unos minutos de tensión e incertidumbre
La procesión de La Borriquilla desarrollada en la mañana del Domingo de Ramos por las calles de Ciudad Rodrigo tuvo un incidente de relevancia en su ecuador, curiosamente en el punto más recóndito del trayecto, lo que hizo que no fuera presenciado por demasiadas personas (obviamente rápidamente se corrió la voz de lo acontecido, aunque con inexactitudes sobre el tipo de problema).
El caso es que al llegar a la altura de la Puerta de La Colada, como es habitual, una niña se subió a la carroza para retirar la palma del paso, al mismo tiempo que se le daba al dispositivo hidráulico con el que cuenta la carroza para bajar el paso unos cuantos centímetros y que así pueda atravesar la bóveda de la Puerta. Sin embargo, en pleno proceso de bajada del paso, se rompió el sistema, sin que hubiese bajado lo suficiente.
Así, además de la palma, se retiró la aureola de la imagen de Jesús, para realizar una primera intentona para pasar, pero enseguida se vio que la cabeza daba con el punto más alto de la bóveda. Como primera medida, se procedió a desinflar las ruedas de la carroza en la medida de lo posible, tras lo cual se volvió a intentar que pasase, pero todavía golpeaba.
Como tercera intentona, que fue la ‘definitiva’, se desinflaron un poco más las ruedas al mismo tiempo que unas cuantas personas empujaban de la carroza hacia abajo, lo que acabó permitiendo que, por milímetros, la cabeza pasase sin golpear la bóveda (de hecho el tesorero de la Cofradía, Joel, que se subió a la carroza para dirigir las maniobras, se hizo daño en una mano por las apreturas).
Evidentemente, una vez se consiguió que pasase La Borriquilla por la bóveda (hubo unos diez minutos de parón, en los que estuvo tocando la Banda de la Cofradía), hubo aplausos, tras lo cual se procedió a empujar Colada arriba la carroza. Por cierto, que mientras duró este parón, se pasó en el cielo de las nubes al sol.