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SOCIEDAD
Actualizado 05/04/2025 23:05:40
David Rodriguez

Su pregón de la Semana Santa tuvo música como prólogo y epílogo, además de llevarse un pequeño obsequio todos los asistentes

La Semana Santa Mirobrigense 2025 vivió en el tramo final de la tarde del sábado su arranque oficial, con el tradicional pregón, que este año corrió a cargo del primer diácono permanente de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Daniel Mielgo Barreña, quién tuvo la compañía en su llegada al Teatro Nuevo Fernando Arrabal de la Banda de Cornetas y Tambores de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz.

El acto en el Teatro fue abierto por Míchel Hernández, presidente de la Cofradía de La Oración del Huerto, que se está encargando de coordinar la Semana Santa Mirobrigense 2025. Dentro de esta intervención a modo de introducción de la Semana Santa, Míchel Hernández recordó que su Cofradía es “un poco más antigua” que el Teatro (fue fundada en 1883 y el Teatro en 1900), y tuvo palabras especiales para los fallecidos Arturo Pérez de Burgos y José Manuel Carballo.

Antes del pregón en sí, el acto en el Teatro contó con música, de la mano del “joven pianista salmantino de proyección internacional” (así fue presentado) Manuel Alonso Bartol Sánchez, quién estudia en la Universidad de Basilea. Este pianista interpretó dos piezas, tras lo cual fue retirado del escenario el piano para posibilitar la puesta en escena que había preparado el pregonero, quién fue presentado por Nino Rodríguez, cofrade de La Oración del Huerto.

Daniel Mielgo quiso realizar en su pregón una mirada “sencilla y humilde” a la Semana Santa, fijándose en las personas que “están detrás de las túnicas”. Así, la mayor parte del pregón consistió en la progresiva salida al escenario de un miembro de cada una de las 7 cofradías de la Semana Santa Mirobrigense, mientras se proyectaba una imagen de la misma y se escuchaba, además del sonido propio de esa entidad (por ejemplo, las esquilas en El Silencio), un testimonio relacionado con uno de los 7 sacramentos.

Según explicó Daniel Mielgo, los 7 testimonios ofrecidos eran historias reales que ha ido conociendo, cambiando algunos datos para “guardar el anonimato”. La secuencia se abrió con una cofrade de La Borriquilla, enlazándola, como “celebración alegre, llena de esperanza”, con el sacramento del Bautismo. En este sentido, se escuchó a una madre de una persona con Síndrome de Down como testimonio “a favor de la vida”.

Con La Oración del Huerto, Daniel Mielgo enlazó el sacramento de la Confirmación, escuchándose a una joven que se está preparando para confirmarse, en representación de “los adolescentes y jóvenes que quieren seguir a Cristo”. Con La Soledad, fue turno para la Eucaristía, pudiéndose oír el testimonio de una persona extrajera como símbolo “de los que están lejos de su tierra”, esperando que “las cofradías sean familia” de esas personas.

El sacramento del Matrimonio fue enlazado con la Cofradía de Jesús Nazareno, con el testimonio de una mujer de una pareja que se conoció en una procesión de esta entidad, y que habían pasado apuros conyugales. El de la Reconciliación, con la Cofradía del Silencio, con el testimonio de una mujer que, tras perder a su hija en un accidente de tráfico, se había enfadado con Dios.

La Ilustre Cofradía de la Santa Cruz fue vinculada al sacramento de la Orden al Sacerdocio, con el testimonio de un sacerdote que recuerda su misión, indicando Daniel Mielgo que “muchas vocaciones nacen en las cofradías”. Por último, la Cofradía de las Angustias fue relacionada con la Unción de Enfermos, con el testimonio de una persona que, antes de ser entubada en el Hospital durante el coronavirus, recibió este sacramento.

De forma previa a este recorrido por las cofradías, Daniel Mielgo recordó su etapa de monaguillo en su Barruecopardo natal, y explicó su actual etapa como diácono permanente, señalando que esta figura tiene “dimensiones comunes” con las cofradías, poniéndose ambas al servicio de la Iglesia, y ayudando a que la Iglesia “esté en salida” como pide el Papa Francisco.

Asimismo, habló del papel de las Cofradías en relación con los jóvenes, y tuvo una mención especial para el grupo El Manantial (“donde he encontrado a Dios y a mi mujer”), ensalzando sus representaciones como “herramienta de evangelización”. En la recta final del pregón, se proyectó una escena de la serie favorita de Daniel Mielgo, The Chosen, donde Jesucristo prepara el sermón de la montaña, relatando las Bienaventuranzas.

Ya como despedida, el pregonero deseó que esta Semana Santa “seamos sal y demos sabor”, recordando que “la verdadera felicidad y esperanza nos la da Jesús Resucitado” (previamente remarcó que “sin la resurrección no hay Semana Santa”. Como cierre del acto, un grupo de jóvenes interpretó un canto de petición a Dios (Noche, de Hakuna), mientras unas voluntarias iban repartiendo a todos los presentes un regalo, en concreto un versículo, como “mensaje de Dios a cada uno”.

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