El Cristo del Silencio fue llevado en peregrinación hasta la Catedral de Santa María, donde se podrá contemplar durante todo 2025
Con la asistencia de sacerdotes, religiosas y laicos llegados de todos los arciprestazgos, la Diócesis de Ciudad Rodrigo procedió a inaugurar en la mañana del sábado en territorio diocesano el Año Jubilar de la Esperanza que está celebrando la Iglesia Católica a nivel mundial desde el pasado Día de Nochebuena y hasta el Día de Reyes de 2026.
En la conmemoración del Año Jubilar en la Diócesis de Ciudad Rodrigo va a ser gran protagonista la imagen del Cristo del Silencio de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración, ya que ha sido el Cristo elegido por el Consejo Presbiteral en territorio diocesano dentro de la propuesta del Papa Francisco de que en cada Diócesis del mundo una imagen representativa de Cristo presida el Año Jubilar.
A raíz de ello, la mañana de actos en Ciudad Rodrigo comenzó en la Iglesia de San Pedro-San Isidoro, sede habitual del Cristo del Silencio, de la que estará fuera durante todo el 2025 salvo los días de Semana Santa. Miembros de la Cofradía se encargaron de sacarlo a hombros del templo, misma forma en que lo llevaron en peregrinación, en primer lugar hasta la Iglesia de Cerralbo, acompañado por un tambor de la entidad, una bandera y una serie de velas.
A su llegada a Cerralbo, el Cristo fue introducido en el templo, donde se llevaron a cabo los ritos introductorios de la apertura del Año Jubilar, presididos ya por el Obispo de la Diócesis, José Luis Retana, con la asistencia de los sacerdotes diocesanos participantes, representantes de las Cofradías de Semana Santa, miembros de la Corporación Municipal, representantes de la Policía Local y Guardia Civil, y laicos en general.
Este acto en Cerralbo incluyó la lectura por parte de Pilar Corchete de la Bula Spes non confundit a través de la cual el Papa Francisco ha convocado el Año Jubilar, que se trata del Jubileo Ordinario que celebra la Iglesia Católica cada 25 años. Asimismo, en Cerralbo hubo una primera proclamación del Evangelio a cargo del diácono permanente Daniel Mielgo.
A la finalización de esos ritos, comenzó la peregrinación solemne, con cánticos, hasta la Catedral de Santa María, a la que se entró por su Puerta Santa, el Pórtico del Perdón. Justo antes de entrar hubo una pequeña oración por parte de José Luis Retana, para la que fue girada durante unos instantes la imagen del Cristo del Silencio, cuyos cofrades la introdujeron a continuación en la Seo, situándola junto a la mesa del altar.
A partir de ahí, se desarrolló en la Catedral una eucaristía en los términos normales, salvo por el hecho de que en su parte inicial hubo un ritual de Bautismo en la pila bautismal, procediendo acto seguido José Luis Retana a rociar con agua bendita a todos los fieles, que llenaron todos los bancos disponibles en la parte delantera de la Seo, quedándose algunas personas de pie. La celebración fue animada por la Coral Dámaso Ledesma.