Durante la eucaristía hubo varios gestos, como el rociado con agua bendita de todos los fieles
De los templos de la Diócesis Civitatense donde se ofició en la medianoche del martes al miércoles la emblemática Misa del Gallo en la que la Iglesia Católica celebra el Nacimiento del Niño Jesús, posiblemente donde se vivió de una forma más especial fue en la Parroquia de San Andrés de Ciudad Rodrigo, ya que la Misa en sí volvió a estar precedida por la representación de un auto sacramental, a cargo de varios jóvenes de la Parroquia.
En este auto sacramental se representó el anuncio del Ángel Gabriel a la Virgen, la búsqueda de la Virgen María y San José de un lugar donde pasar la noche, o el nacimiento del Niño, todo ello mientras se iban narrando los hechos y el Coro Joven de la Parroquia ofrecía varios cánticos. Según expresó el párroco Tomás Muñoz Porras, este auto sacramental era “un don, porque ayuda a sensibilizarnos antes de la celebración” de la Misa en sí en esta “Noche Santa”.
La Misa también incluyó dos gestos relevantes. Por un lado, al principio de la misma, todos los fieles que asistieron a la celebración fueron rociados con agua bendita (durante el rito penitencial). Y por otro lado, después de la homilía, se conmemoró el nacimiento del Niño Jesús con una procesión desde la parte trasera del templo con velas portadas por todos los niños asistentes, mientras las luces de la Iglesia permanecían apagadas. Una vez se encendieron, se cantó el Gloria, se hicieron sonar las esquilas, y repicaron las campanas.