Este régimen apuesta en lo artístico por la escuela del feísmo, cuyo afán es la exaltación de lo desagradable, de lo estomagante, de lo fastidioso. Un abanico de sinónimos que van desde lo molesto a lo repugnante. Recuerdo los paquetes que el ministerio de Cultura envió por todo el planeta a modo de obsequio creativo. O las deformidades deliberadas que el señor Urtasun cuelga de las paredes de los museos, cuyo único requisito es que resulten ofensivas a la vista y desapacibles al alma.
¡Se creen que todavía puede engañarnos en materia de arte o en otra materia!
Pues parece que a siete millones de españoles poco les importa el talento, el genio, la destreza, la habilidad en cualquiera de sus manifestaciones, siguen abducidos por la burbuja de la infracultura o temen por sus paguitas. Estoy absolutamente convencida de que el PSOE es hoy un partido putrefacto, pútrido, descompuesto, corrompido por los favores, entre otras muchas cosas, concedidos a las repúblicas de salón (la vasca y la catalana) juntos conforman la ultraizquierda desnortada y bien pagada.
Seguro que recuerdan oír a sus madres o abuelas entonar la “Bien paga”
Somos la bien pagá,
porque vuestros votos compre
Y a mí os supisteis dar
por un puñao de parné.
Penas y alegrías.
Vosotros me disteis,
No me echéis en cara
No lo conseguimos.
Porque a vuestra vera
la credibilidad perdí.
Bien pagá, bien pagá