El Ayuntamiento de Salamanca destinará 287.286,34 euros a esta actuación. El ascensor tendrá espacio para 9 personas
El Ayuntamiento de Salamanca trata hoy en la Comisión de Fomento el proyecto para la instalación de un ascensor en la Gran Vía 55-57, con el que se eliminará la barrera arquitectónica que supone actualmente las denominadas ‘escaleras de La Riojana’. De esta forma, se da cumplimiento a uno de los compromisos del Gobierno Municipal para mejorar la accesibilidad de las personas con discapacidad o movilidad reducida en la ciudad, haciendo de Salamanca una ciudad más accesible, cómoda y humana.
Con un presupuesto base de licitación de 287.286,34 euros, la actuación se extiende hasta la pasarela que enlaza con la calle Asadería, salvando así un desnivel de 4,5 metros de altura. En concreto, se instalará un ascensor vertical dotado de una cabina panorámica con 1,40 metros de ancho por 1,50 metros de fondo, con doble embarque a 180 grados y dos paradas, con capacidad para 9 personas y 900 kilos de peso en total.
Funcionalmente, el arranque de hormigón de la torre del ascensor en el ámbito inferior detrás del muro de granito permite construir un espacio de entrada, que mediante la inclusión de bancos incorporados en la escalinata articula el ascensor con la urbanización existente. Tanto la torre del ascensor como la pasarela son estructuras metálicas para favorecer la visibilidad desde la calle y protegerla hacia las viviendas cercanas, de manera que su imagen no sea invasiva con el entorno.
En el diseño propuesto en la parte superior se accede a través de una pasarela que enlaza con la plaza de La Parra con una pendiente del 2% y una anchura mínima de 2,20 metros. Al lado de la pasarela se plantean parterres vegetales escalonados, permitiendo la vista de la vegetación tanto dese la parte superior como desde la zona inferior, con especies acordes con la Estrategia de Infraestructura Verde de Salamanca, Savia, para ofrecer una mayor biodiversidad y vistosidad en la zona, de manera que se reverdece una plaza donde ahora sólo hay piedra y se configura como área de descanso y encuentro.