El pregón fue pronunciado a primera hora de la noche del viernes
Saludo a las autoridades que han tenido la amabilidad de acompañarnos esta noche, a nuestro párroco don Rafael Caño, a la junta directiva de la Asociación de Vecinos de Pedrotoro y a todos los presentes.
Lo primero que quiero expresar esta noche es que me siento halagado, alegre y lleno de orgullo y satisfacción por haber sido nombrado pregonero de las fiestas de San Miguel de Pedrotoro. Gracias por tanto honor.
En mi presentación, Sergio ha subrayado que soy admirador de Pedrotoro y así es.
La relación de mi familia con este bendito pueblo viene desde hace un siglo que mi abuelo, don Cándido Casanueva, compró Ravida, finca enclavada y lindera con Pedrotoro. Hoy me honra que una tataranieta de mi abuelo haya sido bautizada en esta parroquia y que algunos de sus nietos, biznietos y tataranietos estén presentes en esta sala. Desde mi nacimiento en 1942, nada menos, todos los veranos de mi vida los he pasado aquí y eran tres meses de vacaciones escolares que luego, cuando empecé a trabajar se acortaron, pero siempre, siempre por aquí. Mi domicilio habitual está en Granada, a unos 700 kilómetros de aquí, pero desde hace más de 40 años procuro venir por aquí todos los meses. Algo tendrá esta tierra que tanto atrae.
Por aquí han pasado muchos y buenos pregoneros pero estoy seguro que ninguno de ellos ha tenido y tiene las vivencias que yo en este pueblo. No puedo contarlas todas porque se haría interminable mi pregón. He asistido a algunos pregones y cuando no podido venir los he leído a través de Ciudad Rodrigo al día. En todos o casi todos se menciona a Ravida porque allí se encuentran enclavados dos de los cinco dólmenes de la comarca así como de las pinturas rupestres enclavadas el canchal del llamado Bonete del Cura. Es una verdadera lástima el estado de conservación de los mismos y la nula protección de la que disponen a pesar de ser un bien declarado de interés cultural. Desde aquí animo a quien corresponda a que se tome algo más de interés en la conservación de los mismos y puedan ser visitados con mayor facilidad.
Pedrotoro. Aquí no se viene a visitar ninguna catedral, ni monumento significativo, ni sus calles tienen un especial atractivo. Nunca hemos tenido piscinas públicas, ni un mercado, ni bar, ni falta que nos ha hecho nunca. Para eso tenemos cerca a Ciudad Rodrigo, ciudad llena de todo eso.
No voy a extenderme en buscar la historia o la antigüedad de Pedrotoro porque no soy historiador ni quiero que se alargue mi pregón. Voy a tratar de trasmitiros mis vivencias por esta zona y haceros notar el cariño y respeto que siempre he tenido por este pueblo y sus gentes siempre con anécdotas difíciles de olvidar por mi como, por ejemplo…
La leyenda del pellejo del toro lleno de oro al que ya se hizo alusión en el primer pregón de estas fiestas en 1995 y que había que buscarlo en las tres rayas de San Miguel, Valverde y Ravida. Mi madre, para entretenernos, nos llevaba por aquella zona buscando el alcornoque del tesoro que decía que se encontraba, según estaba escrito en una losa de piedra que había por San Miguel, "por un sendero de cabres entre dos encinas labres" y allí nos pasábamos la tarde metiendo un palo por el hueco de un gran alcornoque que hay por allí. Menos mal que nos llevaba merienda. Algunos de sus biznietos todavía quieren que se les cuente esta leyenda. Recuerdo que mi primo Manuel Casanueva, en su pregón de estas fiestas, hizo alusión a este tesoro y dijo que yo me había comprado un buscametales para encontrarlo. No he tenido suerte, pero si lo hubiese encontrado no os quepa la menor duda de que lo hubiese repartido con vosotros.
Mi primer contacto con Pedrotoro lo tuve en mi niñez cuando me trajo en su caballo, yo delante pero en la misma montura, el señor Manuel, el encargado (antes se le decía montaraz) de Ravida. Este hombre daba vuelta a caballo por la finca con una banda de cuero en su pecho con una placa que decía "Guarda jurado" y llevaba al hombro un pequeño rifle que llamaban tercerola. Cualquiera se atrevería a cazar sin su permiso por allí. Su hijo Tomás, conocido como Tomás Ravida, también ha dejado muy buen recuerdo por esta zona.
Hasta Pedrotoro he venido de varias maneras, en burro, a caballo, andando, en bicicleta, en moto, en tractor, en coche… Me falta en helicóptero y no lo descarto.
Aquí, en Pedrotoro, se viene a disfrutar de sus gentes que son sus monumentos más especiales.
Siempre he sido muy bien recibido y siempre me han atendido estupendamente. Nuestra relación con Pedrotoro ha sido siempre magnífica. Alguno de vuestros padres, o abuelos, entre ellos Ángel Flores, fueron renteros de Ravida en vida de mi padre y algún miembro de la familia Benito llevan varios años que han sido y lo son hoy todavía alguno de ellos.
Recuerdo en unas fiestas de San Miguel que vine con mi madre siendo yo un chaval, que, después de la procesión, nos invitó el Sr Delfín a tomar unas pastas en su casa y yo no cabía de gozo en mí, pues pude presumir delante de mis hermanos, porque ninguno había estado en casa de un alcalde y yo sí. Han pasado muchos años de aquello.
He vivido muchas fiestas de San Miguel y sigo echando de menos los bailes con acordeón en el toral, pero los tiempos cambian, y vivimos otra época, gracias a Dios.
Tengo recuerdos especiales de muchas personas de este querido pueblo y muchas anécdotas. Recuerdo al Sr Mundo, padre y abuelo de algunos de los que estáis por aquí. Cómo me admiraba su peculiar manera de buscar, y encontrar que es lo importante, las aguas subterráneas. Gracias a él tenemos abundante agua en la finca y la tenéis aquí porque antes de tener ese sondeo a vuestra gente mayor no le hacía mucha gracia que, de jóvenes, parásemos a darle agua a nuestros caballos cuando volvíamos de Ciudad Rodrigo porque era un bien escaso. Ahora me llama la atención la cantidad de gente que viene diariamente a coger agua de vuestro sondeo y gratuitamente. Otra cosa buena que tiene este pueblo.
Actualmente el censo de habitantes en Pedrotoro es de 4 personas, pero según me comentaba Habacuc padre, residente en este pueblo desde que nació hace ya algunos añitos, por aquí hay un trasiego diario de unas cien personas para atender sus ganados y sus tierras. Coches, furgonetas, todoterrenos, camiones de pienso y de ganado, etcétera. Espero y deseo que el actual desarrollo de las placas solares no afecte demasiado este tan espléndido paisaje.
Es el momento de recordar a nuestros mayores que nos trasmitieron el amor por nuestras tierras y costumbres, de abrazar a nuestros jóvenes que son nuestro futuro y compartir con amigos y familiares que se encuentran lejos, pero que en estos días regresan para sentirse cerca de sus raíces.
De nuestros mayores recuerdo al Sr Aurelio, de Valverde; Sr Salustiano, de la Rade; al señor Ramón y a señora María, los camineros; a don Baldomero y don Lázaro, sacerdotes; el Sr Arsenio, el cartero que todos los días iba de Ciudad Rodrigo hasta Morasverdes en su bicicleta, entre otros y no puedo dejar de recordar a nuestros queridísimos Colás y Cándida. Y a los dos Jesús, Sendín y Garduño, que nos han dejado últimamente. Buenas personas todos ellos. Cándida se encargaba de avisarnos para los días que había algún acontecimiento en Pedrotoro y se ponía muy contenta cuando acudíamos. Hoy ha cogido el testigo su hijo Sito que nos sigue avisando.
De los vivos, todos también buenísimas personas, quiero dedicar un cariñoso y especial saludo a Tere y Habacuc los de más edad que resisten en su pueblo, desde siempre, como Dios manda. Marcial les va a seguir los pasos. Seguid así muchos años más.
Bueno, buenas personas sois todos y se nota el cariño que le tenéis a vuestro pueblo. Prueba evidente de ello es que con un censo de 4 habitantes hoy parece que no hay sitio suficiente en el pueblo y mañana con la fiesta en todo su apogeo no se podrá aparcar.
Hoy nos reunimos aquí para dar comienzo a nuestras queridas fiestas de San Miguel, un momento tan esperado por todos nosotros a lo largo del año. Esta es la ocasión en la que, más que nunca, recordamos lo afortunados que somos de pertenecer a este pequeño pero gran pueblo. Todo gracias al entusiasmo que pone la junta directiva de la asociación de vecinos, todos ellos jóvenes y creo que ninguno de ellos residente aquí, lo que tiene más mérito todavía, y que trata de mantener vivas las tradiciones. Algo tendrá de bueno este pueblo para que los jóvenes sigan en la brecha y no quieran que estas fiestas, ni las del Corpus, ni las de la Virgen del Rosario, desaparezcan.
Desde aquí animo a todos estos jóvenes para que no abandonen nunca el campo que tanto les necesita para realizar sus duras labores. Seguid así y de nuevo gracias por acordaros de mí y nombrarme pregonero de estas fiestas de San Miguel. Como todos sabéis el pregonero era el oficial público que en alta voz daba difusión a los pregones, para hacer público y notorio todo lo que se quería hacer saber a la población y, entre otras cosas, ese es mi cometido hoy, anunciar que comienzan las fiestas en honor de San Miguel, patrono de Pedrotoro. Que las disfrutemos.
Gracias a todos por vuestra paciencia y escucharme. Gracias.