El pregón fue pronunciado a primera hora de la noche del lunes en la calle Lorenza Iglesias
Buenas noches a todos:
Lo primero, y más importante, muchas gracias a todos los que han pensado en el Ciudad Rodrigo CF y en mi persona para realizar este pregón. Como mirobrigense de pies a cabeza, es todo un orgullo y un honor estar compartiendo este momento con todos vosotros.
Quiero destacar que estoy aquí en representación del Ciudad Rodrigo CF. El fútbol es un deporte de equipo y, tanto los éxitos como los fracasos no son de una sola persona, son del grupo. Directiva, entrenadores, delegados, jugadores y el resto de personas que forman el Ciudad Rodrigo, con su trabajo diario y desinteresado han llevado al club y al pueblo donde está ahora.
No obstante, dentro de todas las personas que conformamos el club tengo que hacer especial mención, y espero que me perdonéis, a 7 compañeros que además son amigos: Alberto García, Roberto Martín, Javi Moríñigo, Dani Crespo, José Tomás Tapia, Adrián Gallego y Sergio Honorato. Unos son mirobrigenses de cuna y otros de adopción, pero sin duda grandes embajadores de Ciudad Rodrigo y del Ciudad Rodrigo CF. Transmiten todos los valores que un jugador de fútbol y una persona debe tener: compañerismo, humildad, esfuerzo, liderazgo, respeto, honestidad, solidaridad, competitividad y, por supuesto, deportividad. Por todas estas cualidades, se han convertido en un gran ejemplo para todos.
No puedo olvidarme tan poco del pilar fundamental del Ciudad Rodrigo CF, su afición. Todas esas personas que incondicionalmente acompañan al equipo de su pueblo siempre, llueva, nieve, haya 40 grados o un frío que pela. Lo han acompañado en sus mayores éxitos, pero también, en sus días más oscuros. Desde aquí, doy las gracias de corazón a todos ellos por convertir al Ciudad Rodrigo en el club más especial del fútbol semi profesional de Castilla y León. Por eso, aprovecho este momento para animar a todo el mundo a que se haga socio, vuestra aportación hará que crezcamos juntos y, además, os aseguro que nosotros cada domingo nos dejaremos la piel para haceros pasar un buen rato.
Podría estar hablando horas de fútbol, de todos los momentos vividos dentro del club y de todo lo que significa formar parte del Ciudad Rodrigo CF. Mi mujer, mi familia y mis amigos lo saben y, a veces, lo sufren.
Pero hoy, es muy importante destacar nuestra fiesta del “Martes Chico” que celebra el comercio de Ciudad Rodrigo. Todo mirobrigense sabe que, gracias a los comerciantes de aquí, tenemos todo lo que necesitamos. Como diría mi mujer, que es de un pueblo más pequeñito, “¡Es que en este pueblo se puede comprar de todo!”.
En muchas ocasiones, no nos damos cuenta de lo que tenemos en nuestro pueblo y, mucho menos, de todo lo que hacen nuestros comerciantes por nosotros día a día.
Me he criado en la calle Zamora, mis padres viven allí y, estoy muy tranquilo porque siguen teniendo todo lo que necesitan a su alcance: Recambios Rivero, Peluquería Marisol, Horno de Peter, Mercado de Abastos, Lasarte, Ferretería Sánchez, Farmacia Lisboa, Wahou, DentalMint… entre otros. Sin olvidar todos aquellos bares que les permiten disfrutar de su tiempo de ocio cerca de casa.
Esto en nuestro barrio, pero tengo muchos recuerdos aquí mismo, en las calles Lorenza Iglesias, Laguna y San Cristóbal:
Por ejemplo, la librería Garzón y la Nova Exprés donde tenían todo lo necesario para el curso escolar, y si no lo tenían, te lo conseguían. La zapatería de Nico, ¡Un experto en arreglar botas de fútbol! La academia Vector que tanto ha ayudado en los estudios de los adolescentes de nuestro pueblo. El Kiosko Iker y Azur Seguros, que patrocinaron y ayudaron a mis amigos y a mí a lograr tantos éxitos de fútbol sala.
Por suerte, estas calles siguen vivas, algunos comerciantes persisten desde hace muchos años y otros han venido nuevos. Está en nuestra mano que esto se mantenga.
Personas de mi generación o más jóvenes buscamos muchas veces globalizar todos nuestros servicios en grandes superficies o tiendas online, ya sea por tiempo o comodidad, sin darnos cuenta de la mella que hacemos en el pequeño comercio de nuestro pueblo.
Por ello, debemos echar la vista atrás y volver a los buenos hábitos de nuestros padres. Los que nos enseñaron a comprar cada producto en su tienda. La fruta en la frutería, la carne en la carnicería, el pescado en la pescadería, los zapatos en la zapatería, si lo pensamos, tiene lógica ¿Verdad?
De esta manera seguiremos apostando por lo nuestro y conseguiremos a cambio una mayor calidad y un trato más personal.
Vamos, esto es lo que hemos llamado toda la vida jugar en equipo.
Antes he hablado de los valores que un jugador de fútbol debe tener, y muchos de ellos son comunes a nuestros comerciantes:
Compañerismo y solidaridad, entre todas las tiendas y estableciendo una competencia siempre sana.
Esfuerzo y sacrificio, abriendo cada día y apostando porque tu trabajo siga estando en el pueblo.
Honestidad, manteniendo un equilibrio lógico en los precios de los productos.
Y a ellos, además, estaréis de acuerdo en sumarle la paciencia. Paciencia por nuestros gustos y exigencias, nuestras peculiaridades, nuestra manera de pedir las cosas… Cualidad que no siempre valoramos como se merece.
Antes hemos echado la vista atrás pensando en nuestros padres. Ahora toca mirar hacia adelante y pensar en el futuro que nos gustaría vivir en Ciudad Rodrigo. Os cuento el mío:
Me gustaría seguir entrando en el Francisco Mateos y ver las gradas llenas, ver a nuevas generaciones de niños y niñas jugando en ese campo y, por qué no, a algún hijo mío o a los hijos de algunos de mis compañeros con los que he coleccionado tantos buenos momentos.
Me gustaría seguir paseando por estas calles y que sigan llenas de comercios abiertos, que siguen funcionando y dando vida y servicios a sus vecinos.
Me gustaría, en definitiva, que nuestro pueblo siga siendo el que es, manteniéndose y por qué no, creciendo y siendo referencia en nuestra comunidad.
Y me gustaría que cada uno de los que estáis aquí imaginéis vuestra mejor versión de Ciudad Rodrigo y pongáis vuestro granito de arena para que pueda llegar a cumplirse.
Y como dicen que lo bueno si es breve, dos veces bueno, permitidme acabar este pregón con una pequeña reflexión:
El fútbol y el pequeño comercio de Ciudad Rodrigo se deben cuidar de la misma manera, priorizando y mimando cada día lo nuestro. Y eso se hace valorando el esfuerzo de todas las personas que luchan por sacar adelante su pequeño negocio aquí, y por todos los jugadores, equipo y afición que siguen yendo ilusionados al Francisco Mateos.
Porque cuando se juega en casa, ganamos todos.
Muchas gracias.
¡Viva el Martes Chico!
¡Viva el fútbol!
¡Viva Ciudad Rodrigo!