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SOCIEDAD
Actualizado 21/06/2024 14:58:29
David Rodriguez

Los dos alumnos de 2º de Bachillerato, Miguel e Igor, han aprobado la EBAU

Al igual que todos los centros educativos de Ciudad Rodrigo, el Seminario Diocesano San Cayetano vivió durante la mañana del viernes la última jornada lectiva del curso escolar 2023/2024, que en su caso fue mucho más especial, ya que se trató de la última de toda su historia académica, ya que como se anunció hace unos meses, el Seminario cierra como centro educativo, aunque no como institución.

La despedida de esta etapa arrancó con una eucaristía en la Capilla Mayor, presidida por el Rector Anselmo Matilla, quién fue también el encargado de encabezar el solemne acto académico que se desarrolló en el mismo lugar justo a continuación, teniendo como eje la graduación de los dos alumnos que han finalizado este curso 2º de Bachillerato, Miguel e Igor, que asimismo han aprobado la Selectividad.

Como señaló el Rector, la graduación tenía un “tinte melancólico”, por ser la última en los más de 250 años de existencia del Seminario, pero también “festivo”, al haber logrado sus objetivos los dos alumnos, a quienes dio la enhorabuena “por haber dado la talla”. Anselmo Matilla tuvo palabras especiales para los “grandes olvidados”, los profesores: “buena parte del mérito es vuestro”. A Miguel e Igor les fueron impuestas las becas, además de entregarles unos diplomas, antes de tomar la palabra.

El primero de ellos, Miguel, que ha estado en el Seminario los tres últimos cursos, resaltó el trabajo que habían hecho con él, ya que en principio “sólo quería acabar la ESO” y marcharse. Así, dio las gracias por hacerle “un hombre del conocimiento y no uno en la ignorancia”, mencionando a los profesores, a los formadores Pepo y José Manuel, y al Rector (“gracias a él estoy aquí”). Como cierre, planteó a los que han sido sus compañeros de centro que “si hacéis algo, hacedlo con el corazón, y no con la mente”.

En lo que respecta a Igor, apuntó que “es una pena” que se cierre el Seminario, pero “no voy a olvidar todo lo vivido”, teniendo precisamente un recuerdo bastante detallado para los profesores, los formadores (de Pepo dijo que ha sido como “uno de nosotros”, mientras que a José Manuel le agradeció “lo que has hecho por mí”), y el Rector, de quién dijo que “sé que de aquí me llevo un amigo”. En su intervención, recordó varias anécdotas de estos años, cerrando con unas sentidas palabras para sus amigos y su familia, en especial dirigidas a su padre.

Anselmo Matilla dijo a todos los presentes, en especial a los graduados, que no olviden “lo que esta casa ha hecho con y por vosotros; no dejéis de sentir esta casa como vuestra familia”. A continuación, se realizó un reconocimiento a cuatro mujeres que han contribuido al Seminario como docentes de forma voluntaria, Dori, Mari Paz, Tina y Magdalena (el Rector expresó que “si nosotros hemos empleado nuestro tiempo, vosotras más”).

Dori tomó la palabra, agradeciendo la deferencia que había tenido el Rector con ellas, además de expresar que “ha sido un placer los 8-9 años que estado aquí; he sido feliz trabajando voluntariamente en lo que más me gusta en la vida, la docencia”. Expresando su “alegría; es un honor tremendo” por el hecho de que uno de los graduados, Miguel, represente a su pueblo, Aldehuela de Yeltes, espera que ambos graduados tengan “suerte en la vida”.

El acto académico se cerró con la interpretación por parte de todos los presentes del Gaudeamus Igitur, pasando a continuación a disfrutar de un ágape en otras dependencias del Seminario.

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