Enfermedades, precios, exportaciones de mieles… el sector apícola salmantino vive una situación “insostenible”, afirma Rafael Canete Martín; peligra su supervivencia y, por tanto, la de las abejas, polinizadores esenciales para el ecosistema
Las abejas son esenciales para la vida. Forman parte de la biodiversidad de la que todos dependemos para sobrevivir; sin ellas no habría polinización, un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Contribuyen directamente a la seguridad alimentaria y además son indispensables para conservar la biodiversidad. Por eso, es necesario proteger a las abejas. Y también a la apicultura, un trabajo con el que se cuida a las abejas y sus colmenas, con el que se produce miel, polen, jalea real, cera.. y que tiene significativos beneficios ambientales. El papel del apicultor es vital en el sostenimiento y promoción de la salud de los ecosistemas a través de la polinización. Pero “el mundo sin abejas está muy cerca”.
Rafael Canete es de Valero y apicultor desde 1999. Un sector ganadero en el que se inició cuando tenía tan solo 20 años. Un trabajo muy duro “todo el día, toda la noche”; con sus colmenas trashuma siempre a Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía. Su pueblo es eminentemente apícola, como lo es esa comarca. De hecho, la provincia de Salamanca ha sido la zona más importante de la apicultura española, pero ahora “la situación es insostenible”, los apicultores no pueden sobrevivir.
Canete tiene alrededor de 3.000 colmenas, aunque ha llegado a tener 4.000, pero “la situación en la que está el sector, con las enfermedades y una mortalidad del 40%, con una miel no vale nada… Hay muchos compañeros que lo están dejando, otros no saben qué hacer, porque es totalmente inviable, estamos vendiendo casi un euro por debajo de los costes de producción. La miel de mil flores la vendemos a 3 euros y producir un kilo de miel en España vale 3,70 euros”.
El precio de la miel es uno de los principales problemas al que se enfrenta el sector apícola. El otro son las enfermedades: la varroa. “No tenemos productos que funcionen y tenemos un problema terrible”, afirma Canete. Y es que todos los años se les mueren entre el 40-50% de las colmenas. Él en esta campaña no va a tener producción: “Ha sido una primavera buena, pero la he dedicado a reponer todas las cajas que tenía muertas, a lo mejor he hecho de las 3.000 que tengo, 800 enjambres, que son las que tenía muertas; todo por la varroa. Ni he cogido polen ni nada de nada, porque si coges polen no haces enjambres, porque el polen debilita mucho a las colmenas”, lamenta.
La situación de la apicultura salmantina es muy complicada, son muchos los profesionales que “lo han dejado porque esto es inviable”. Un sector muy importante, aunque, afirma Canete, parece que “no lo es para la Junta”. En este sentido explica que una línea de las ayudas que tiene el sector es la de la alimentación, pero “la intención que tienen es de quitarla”, tal y como se le ha transmitido a las OPA. “En lo único que nos ayudan y tienen la idea de quitarnos. No sé si quieren destruir este sector, no sé quién va a polinizar. La miel les da igual, porque la traen de China y de Sudamérica más barata, es mejor comprar que producir en Europa”. La calidad no es la misma, pero el problema es “quién va a polinizar sin abejas, porque como desaparezcamos los apicultores no sé quién va a polinizar”.
“Es como un acoso y derribo lo que tienen con este sector”, afirma. No solo por esa línea de alimentación, por ejemplo, que “es lo que más aprovechamos y nos la quieren quitar”. También porque no hay productos contra la varroa, “no sacan ninguno ni nadie se interesa en nada”. No existe investigación para luchar contra esta enfermedad.
Y luego está el tema de la miel, “fraudulenta por todos los sitios”, señala Canete, que explica que, “Ucrania, por la guerra, un país que está en guerra mete diez veces más de miel que antes de la guerra; está claro, viene de China, triangulan en Ucrania, entran sin aranceles y ya está”. La vía de Ucrania libre de aranceles es una forma de ‘colar’ la miel china, que de esta manera ya no es etiquetada como procedente del país asiático.
Las pérdidas para los apicultores son altas porque venden por debajo de los costes de producción. Rafael pone un ejemplo: “Producir un kilo de miel en Sudamérica, en cualquier país, Chile, Argentina, etc., les vale entre 1,38-1,40 euros, producirlo en España cuesta 3,70. Lo venden a 2,20 euros en Europa y nosotros a 3 euros; ellos están vendiendo un euro por encima del coste y nosotros un euro por debajo. Es una competencia totalmente desleal, de mieles más o menos buenas, como son las de Sudamérica, porque las de China son una basura” y encima “el mayor tanto por ciento de España viene a Salamanca”, a una empresa que envasa miel china.
A nivel nacional “tampoco se está haciendo nada”, afirma. Además señala que al ser un sector “muy pequeño, no tenemos fuerza”. También está más desunido que antes; recuerda que hace unos años estaban todos los apicultores en la misma OPA, ahora están en dos y otros en ninguna. “Antes éramos pocos, pero muy unidos; y unidos, se hace más fuerza”.
También recuerda la antigua prima de polinización que venía de Bruselas, y que “se quitó y pusieron la de agroambientales”, pero es “un desastre, no han pagado la del año pasado y estamos haciendo la de este”.
Todo son trabas para la apicultura, sin embargo, hay “inspecciones a montones; el acoso es terrible”. Como ejemplo pone el de un familiar: “Tenemos que tener 300 colmenas en Castilla y León durante cinco meses; mi primo movió un viaje, comunicó que las movía el día 16 y el 17 ya le llamaron para inspeccionar, sin haber pagado la del año pasado”.
Todo, dice, es un sinsentido, no encuentra explicación. “No sé si quieren cargarse este sector, porque somos un estorbo y como no nos necesitan para nada a nivel de miel y polen, porque es mejor comprarlas por ahí, aunque sea basura, que a nosotros, es más barato”. El problema es que “no piensan en la polinización, que es lo más importante. El valor real es la polinización, que es importante para todos. Si no se poliniza, no hay nada”.
Malos tiempos para el sector apícola salmantino que ha sido el más importante a nivel nacional. Ante esta situación, llevan unos años que “ no se incorpora nadie; abandonar sí, porque se junta todo, las enfermedades, la poca producción que encima no vale nada, con unos costes para producir, como la alimentación, que está por las nubes; los alimentos que echamos a las colmenas, por ejemplo, valían 80 céntimos antes de la pandemia y ahora 1,55; así todo. Iremos cayendo uno tras otro, así no se puede trabajar, es imposible”.
También está el etiquetado. Llevan décadas reclamándolo, pero “ nada, cada vez peor”. Incluso, añade, “ahora ya se le ha puesto mejor, hay que poner ‘miel de la UE’ y ‘miel de la no UE’. De esta manera, China la trae a Portugal, entra de Portugal a Salamanca y ya es miel de la UE, pero sigue siendo china”. No hay control por la administración, “no interesa, les da igual”. Por eso, Canete está convencido “de que hay alguna cosa, algún motivo, porque si no, esto no es normal”.
Al consumidor “lo engañan”, porque no son conscientes de que toman esa miel china de mala calidad, pero “para nosotros es imposible competir y cada vez es peor”. Por eso, considera que la administración debería controlar los precios, sin embargo, “en agroalimentación, en lo único que nos benefician quieren meter tijeretazo, parece que justo donde más daño hacen, saben que es dónde gastamos el dinero; no encuentro motivo para ello”.
La apicultura está en peligro y con ella la supervivencia de las abejas. El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas para crear conciencia sobre su importancia y las amenazas a las que se enfrentan estos polinizadores, así como la necesidad de su protección. El apicultor juega un papel muy importante, pero esta ganadería parece abocada a desaparecer. “El mundo sin abejas, por lo menos en España, está muy cerca como esto no cambie”, afirma Rafael Canete. “Como no se controlen las exportaciones y las enfermedades, y se suba el precio estamos acabados”. Y ‘sin abejas no habrá vida’.