OPINIóN
Actualizado 26/04/2024 10:07:35
Félix López

Como usted puede ver, en los textos anteriores, los problemas evitables en la en la infancia son muy numerosos. El Acoso escolar (también se puede dar en el barrio o en actividades extraescolares, asociaciones deportivas o sociales, etc.) admite muchos tipos y grados de gravedad.

En la escuela los menores pasan muchas horas y muchos días al año con otros compañeros, entre los cuales suele haber niños o niñas más vulnerables y algunos compañeros o compañeras mal socializados que maltratan a otros. Es lo que popularmente se llamaba “chivo expiatorio” (a la víctima) y “matón” al agresor). En los recreos, alrededores de la escuela e incluso en algunas clases siempre ha sido un fenómeno frecuente.

En la actualidad definimos estas conductas como “Acoso”, una conducta de un acosador o un grupo que supone:

a.- Ejercer un poder social (alumnos populares dominantes o una pandilla) sobre la víctima.

b.- Con conductas repetidas centradas en la víctima.

c.- Con la finalidad de causarle algún tipo de daño.

Las conductas, la finalidad, la frecuencia y duración en el tiempo y el daño causado son muy variables.

En unos casos el abusador es ”un bromista” de mal gusto y mala educación que no es del todo consciente del daño que hace. En el otro extremo pude tratrarse de un “sádico” o un psicópata en ciernes. Las pandillas también pueden ser muy diversas.

Los medios que usan son muy diversos:

a. Palabras: amenazas, insultos, valoraciones negativas, bromas de mal gusto, amenazas, gestos, señalamientos y miradas despreciativas o agresivas, etc.

b. Agresiones físicas: empujones, patadas, puñetazos, quitarle dinero, robarle el móvil, etc.

c. –Conductas de rechazo y aislamiento social.

d. Exigirle que guarde el secreto, con graves amenazas.

e. Perseguirle en internet y hacerle daño sin descanso. Los móviles son hoy día un gran peligro en muchos sentidos, especialmente antes de los 14 o 16 años.

Las víctimas suelen ser vulnerables, a veces con discapacidad, retraso en el desarrollo, personalidad retraída, emigrante, de otra raza, con falta de habilidades sociales, sin amigos, etc.

Los afectos pueden tener niveles de gravedad muy variables: miedo, tristeza, ansiedad, depresión, hostilidad hacia el acosador, ideas de suicidio o suicidio, estrés postraumático, rechazo a la escuela, aislamiento social, mal rendimiento escolar, síntomas psicosomáticos, etc.

Es acoso es un un atentado a su derecho a la seguridad y buen trato en la escuela.

El número de víctimas es grande, pero muy distinto de unos investigadores a otros. En España, la Drª María José Aguado (U. Complutense) ha hecho numerosas investigaciones y protocolos de intervención.

Los padres y educadores pueden no haber detectado el acoso o su gravedad. Siempre le digo a los padres y educadores: “En la infancia, los problemas dan la cara, les miren a la cara, les observen, les pregunten y les escuchen y les crean”. No dediquen demasiado tiempo a mirar las pantallas, compartan actividades, juegos y conversaciones.

¿QUÉ HACER?

Lo ideal es que en la familia y la escuela los padres y profesores hayan hablado de este tema, para que abusadores, víctimas y testigos sepan que es un acoso. Los acosadores para que sepan lo que se juegan, los testigos para que defiendan a las víctimas y comuniquen a los profesores el acoso, sin no lo hace la víctima. Las victimas para que aprendan a defenderse sin violencia, recurran a los profesores y a sus padres pidiendo ayuda.

Si las víctimas y testigos guardan el secreto hay una serie de indicadores que ayuda a los padres y profesores a detectar el acoso: cambio brusco en el humor o la conducta, rechazo a ir a la escuela, tristeza o ansiedad, síntomas psicosomáticos sin causa aparente, marcas en el cuerpo, pide dinero o dice haber pedido el móvil, aislamiento, etc.

Se puede buscar un espacio relajado y comentarle, por ejemplo: “Te notamos cambiado, tu no eras así, ¿Hay alguien que te hace daño o te amenaza y te pide que guardes el secreto? Nosotros te vamos a creer y ayudar, no te va a volver a pasar.

Los centros escolareas deben hacer un informe y según la gravedad reunir a los padres del acosador o acosadores y a los padres de la víctima (por separado, primero). Finalmente decidir si el caso debe ser denunciado o basta una intervención educativa.

En todo caso, seguir el protocolo, si existe en la autonomía.

Por último, es necesario hacer prevención en los centros educativos y en la familia. Es sencilla y muy efectiva, especialmente si hay cooperación entre la familia y el profesorado.

A los pediatras, con los que he colaborado muchas veces, les recomiendo que en la entrevista con los menores, en un lugar adecuado, ya avanzada, le digan y le pegunten: ”ya a sabes que algunos niños o niñas tienen algún problema. En tu caso ¿Hay alguien, mayor o e tu edad, que te haya hecho o esté haciendo daño, te amenace o te diga que no lo digas a nadie? Nosotros te vamos a creer y ayudar. Ya sabes que siempre puedes recurrir a nosotros (Si ya son adolescentes está parte de la entrevista debe ser sin familiar).

HAGAMOS DE LA ESCUELA UN LUGAR SEGURO DONDE SE APRENDA, CONVIVA Y REINE EL BIENESTAR.

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