A lo largo de la tarde se formó una larga cola para adquirir la gargantilla de San Blas
La soleada jornada que hizo en Ciudad Rodrigo, unida a la ausencia de frío como tal durante las horas centrales del día, propició una espectacular peregrinación de mirobrigenses a lo largo de la tarde del viernes hasta el agregado de Sanjuanejo, para festejar San Blas por todo lo alto, en un perfecto ‘calentamiento’ para el gran momento festivo del año en la ciudad: el Carnaval del Toro, que tendrá lugar en apenas dos semanas.
Como es tradición, una vez finalizada en colegios e institutos la mañana lectiva (en este caso también la semana), y concluida la parte matinal de muchas jornadas laborales, llegó el momento para un amplísimo número de personas de poner rumbo a Sanjuanejo en familia o con amigos, de múltiples formas. Por un lado, aprovechando esa buena meteorología, la carretera hacia el agregado acogió una enorme riada de personas caminando a por su gargantilla (y a disfrutar del ambiente festivo).
Por otro lado, esa misma carretera registró un continuo ir y venir de vehículos, que se fueron acumulando en el entorno del poblado, para estancias de mayor o menor duración (se contó con la supervisión de la Guardia Civil y la Policía Local). Entre esos vehículos estuvieron dos microautobuses de J.J. Martín, que realizaron varios viajes de ida y vuelta desde la Glorieta del Árbol Gordo hasta Sanjuanejo para facilitar el desplazamiento a personas de todas las edades.
En general, lo primero que hicieron todas esas personas al llegar a Sanjuanejo fue situarse a la cola para comprar la gargantilla (a un precio de 0,50€ cada una) en la entrada de la Iglesia Parroquial, formándose en algunos momentos una cola bastante larga, cruzando toda la Plaza. Como es habitual, unas cuantas personas apenas compraron una gargantilla (especialmente los jóvenes), pero también hubo grandes compras.
En lo que respecta a la propia Plaza de Sanjuanejo, hubo instalados varios puestos de chucherías y similares, un par de hinchables para que se lo pasasen en grande los más pequeños, y una barra de bar bajo una carpa. Esta barra tuvo mucho ajetreo, como el que se generó en la parte trasera de Sanjuanejo, producto de que la mayoría de grupos de jóvenes se concentraron por allí (aprovechando el sol) para beber aquello que habían llevado.
Como es tradición, la mayoría de esos jóvenes (entre los que estuvieron la Reina y una de las Damas del Carnaval) lucieron las cazadoras de sus peñas carnavaleras, que fueron muy agradecidas una vez se fue marchando el sol, y empezó a bajar la temperatura. Aunque en menor medida, también se pudo ver a grupos merendando tranquilamente sentados con mesas y sillas en el entorno del poblado.
Esta celebración a lo largo de la tarde del viernes hizo que tuvieran cerradas sus puertas durante esas horas la práctica totalidad de establecimientos comerciales de Ciudad Rodrigo (salvo algún gran supermercado), deparando que las zonas centrales de la ciudad estuviesen bastante desérticas, aunque todavía se vio algo de movimiento (incluido en el Parque de La Glorieta).