Dentro de la sesión se profundizó en la narración inmersiva que está permitiendo al espectador adquirir un nuevo protagonismo
Como culmen de las jornadas Mujer rural y medios de comunicación. Mujer rural y cine organizadas por la Asociación Kinema Siete, con financiación de la Asociación para el Desarrollo de la comarca de Ciudad Rodrigo (Adecocir), como actividad complementaria del Festival Internacional de Cine Educativo y Espiritual, el Edificio Educativo Municipal acogió en la tarde del jueves una mesa redonda en la que se ofreció una visión más teórica del asunto, tras dos días de proyecciones en el Cine Juventud.
La mesa redonda contó con un total de 5 ponentes, a quienes dio la bienvenida la teniente de alcalde del Ayuntamiento, Beatriz Jorge Carpio (también asistió Davinia Montero), siendo progresivamente presentados por una de las integrantes de Kinema Siete, Almudena López. En una primera parte, se habló de Cine, mujer rural y actualidad, interviniendo en primer lugar Begoña Gutiérrez San Miguel, profesora de la Universidad de Salamanca, que ofreció un panorama de la cinematografía rural desde la llegada de la democracia hasta la actualidad.
Así, tras plantear qué se considera rural teniendo en cuenta la población, la densidad y la funcionalidad, se hizo un repaso por las principales películas de temática rural de distintos momentos: la Transición (se vio un extracto de Furtivos), la llegada de la democracia (El disputado voto del señor Cayo), el cine de las autonomías (Siempre Xonsa), la Movida Madrileña, los Años 90 (Sombras en una batalla, Flores del otro mundo, Las huellas borradas), y la Neoruralidad (Las ovejas no pierden el tren, El olivo).
Como conclusión de ese repaso en el que se vieron los extractos a los que dio tiempo, Begoña Gutiérrez San Miguel expuso que las diferencias de representación entre las mujeres del ámbito rural y el urbano que había en los inicios de la democracia “se han ido desdibujando”, añadiendo como hecho curioso que en la actualidad la mayoría de las películas rurales con mujeres en el campo están dirigidas por hombres que llegan desde la ciudad (salvo Icíar Bollaín).
A continuación tomó la palabra otro profesor de la Universidad de Salamanca, Daniel Acle Vicente, quién realizó un profundo análisis de la “espectacular” película Lo que arde, que se había podido ver en la tarde del miércoles en el Cine Juventud dentro de este mismo ciclo. Al respecto, Daniel Acle enumeró las contraposiciones que se presentan: neocolonialismo del mercado frente a lo rural primigenio, eucaliptos frente a robles, tecnología contra naturaleza, o mercado contra ecología.
Tras analizar los dos principales personajes femeninos de la cinta, que “encarnan el pasado y el futuro”, dio algunas pinceladas sobre varios asuntos que se tratan: el valor del tiempo, la vida rural (con la primavera como visión bucólica y el invierno como visión menos bucólica), el turismo, las formas que no habitan lo rural, las plagas de la globalización, la vulnerabilidad del mundo rural, o la ira y el amor.
Esta primera parte de la tarde la cerró María Esparcia, de Stellarum Films, quién ofreció su testimonio como mujer rural, apuntando que pese a tener esta condición “de adopción” ya se considera “de pueblo, pueblo”. Así, María Esparcia hizo un repaso por los hándicaps y ventajas de dedicarse al cine en un lugar rural como Ciudad Rodrigo, incidiendo en su punto de vista como mujer, resaltando que “la mujer rural lo tiene el doble de difícil”, ya que por ejemplo no se puede ir a rodar fuera 3 meses como sí puede hacer un hombre. Así, “la forma de ser mujer rural y dedicarme al cine es hacerlo desde aquí”, con una productora propia.
Desde su punto de vista, existe una “invisibilización de la mujer rural” (“el hándicap de ser mujer y madre es la falta de conciliación” producto de “una sociedad patriarcal; la mujer está asociada a las necesidades de los niños”), a la que se suma la “invisibilización del mundo rural”, exponiendo como ejemplo que en Ciudad Rodrigo solo se peatonaliza la Plaza Mayor “cuando viene turismo, con el dinero” mientras que “a los que estamos aquí se nos olvida”.
Mientras tanto, como ventajas del mundo rural, María Esparcia enumeró que “hay más tiempo” (salvo cuando hay que “ir a Salamanca por cuestiones sanitarias”), lo que sí “marca una gran diferencia entre no poder desarrollar proyectos y poder desarrollarlos”; más ayudas, y una “relación con la naturaleza, que ayuda a ver la vida de otra forma”, concluyendo que “dedicarse al cine de este modo solo es posible aquí”.
La segunda parte de la tarde corrió a cargo de dos profesoras de la Universidad de Salamanca, Maribel Rodríguez Fidalgo y Adriana Paíno Ambrosio, quién como explicó la primera de ellas, quisieron mostrar las “nuevas formas de narrar, una alternativa a la hora de visibilizar cuestiones que va a tener otro rumbo a raíz de la pandemia; ha venido para quedarse”. En concreto, dieron a conocer las nuevas narrativas que permite la realidad virtual y el vídeo en 360º, la denominada “narración inmersiva”, que “pone al espectador en un punto de vista diferente, dentro de la historia”, lo que propicia “un nuevo espectador”.
Maribel Rodríguez Fidalgo señaló que en España hay pocos productos creados con este fin, mientras que a nivel internacional sí existe una plataforma, www.with.in, con cerca de medio centenar de documentales de narración inmersiva de los que se puede disfrutar con gafas de realidad virtual o moviendo el ratón. Adriana Paíno hizo un resumen de las características técnicas de estos trabajos, resaltando por ejemplo que la duración media (9’) es menor que en los documentales tradicionales por el mareo que produce el uso prologado de las gafas.
Como otros rasgos de esta narración inmersiva, se apuntó que con estas imágenes onmidireccionales se llega a algunos lugares a los que normalmente no se podría llegar. Por supuesto, las imágenes vienen acompañadas de audio, “que es el que más te va a meter en la inmersión”. Al ser más inmersiva, esta tecnología es también “más impactante”, de tal modo que “el espectador adquiere otro protagonismo respecto al documental tradicional”. Como cierre de la mesa redonda, y del ciclo, aquellas personas que quisieron pudieron probar unas gafas de realidad virtual con un trabajo documental sobre la Casa Unamuno de Salamanca.