Ángel Martín Carballo fue el encargado de presidir la celebración, animada musicalmente por las Hermanas Carmelitas y el Coro de San Andrés
Miróbriga vivió en la tarde del domingo, en el Convento de la Sagrada Familia de las Madres Carmelitas Descalzas, la primera de las dos aperturas del Año Jubilar Teresiano concedido a las Diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo que corresponde celebrar en la ciudad al haber sido designados como sedes del mismo tanto ese Convento como la Catedral de Santa María (la apertura en este templo tendrá lugar dentro de dos semanas, el domingo 20).
La apertura del Año Jubilar en las Carmelitas comenzó en la zona al aire libre del Convento, realizando los fieles y sacerdotes asistentes una escueta procesión hasta la designada como Puerta Santa en esta sede del Año Jubilar, que es la puerta de acceso a la Iglesia del Convento. Como se puede ver en las imágenes, esta Puerta Santa ha sido convenientemente adornada para la ocasión, con una gran cantidad de flores, una lona anunciadora del Año Jubilar, una imagen de Santa Teresa, y otro elemento con luces.
En los escalones de acceso a la Puerta Santa tuvo lugar la bienvenida a los presentes por parte del delegado diocesano para el Año Jubilar, Ángel Martín Carballo, quién fue el encargado de presidir la celebración (en la posterior homilía explicó que lo lógico sería que el acto lo hubiera presidido el Obispo José Luis Retana, pero que se lo había encargado, porque los 10 templos de ambas Diócesis donde se tiene que inaugurar el Año Jubilar ‘son muchos hasta para él’).
Tras esa bienvenida, hubo una explicación de lo que se iba a realizar por parte de Manolo Peláez -capellán del Convento-, quién también se encargó de proclamar el Evangelio en ese lugar. A continuación, se dio lectura al decreto del Papa Francisco concediendo el Año Jubilar Teresiano a las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo, llegando por fin al momento clave de la apertura de la Puerta Santa por parte de Ángel Martín Carballo.
Una vez abiertas las puertas de par en par, continuó la procesión de sacerdotes y fieles hacia el interior del templo, por donde se repartieron para dar inicio a la celebración eucarística, que fue animada musicalmente tanto por las propias Hermanas Carmelitas tras sus rejas como por el Coro de San Andrés.
A partir de ahora, y hasta el 15 de octubre de 2023 (próxima festividad de Santa Teresa de Jesús), todo aquel que lo desee podrá acudir hasta el Convento de las Carmelitas (al igual que ocurrirá en la Catedral a partir del día 20) a ganar la indulgencia plenaria, es decir, la plena supresión de la pena temporal por los pecados cometidos. Para ello, hay que peregrinar hasta el templo, cruzar la Puerta Santa, confesarse, comulgar y orar por las intenciones del Papa.
Como se recordó en la tarde del domingo, los ancianos, enfermos y todos los que, por causa grave, no pueden salir de casa, también pueden conseguir la indulgencia plenaria, “haciendo el firme propósito de cumplir cuanto antes” las citadas condiciones poniéndose “ante una imagen de Santa Teresa, uniéndose espiritualmente a las celebraciones del jubileo, ofreciendo sus oraciones y dolores, o las dificultades de la propia vida, a la misericordia de Dios”.