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SOCIEDAD
Actualizado 02/10/2022 03:30:21
David Rodriguez

Las gradas instaladas en Bolonia se llenaron a rebosar para presenciar la obra dirigida por Pablo Moreno

La disputa acaecida en el siglo XIV entre las familias de los Garci-López de Chaves y los Pacheco que sirve como hilo argumental a la Feria Medieval La Conjura de Ciudad Rodrigo volvió a ser llevada en la noche del sábado a las tablas escénicas por los propios integrantes de la Asociación Cultural Rodericus que promueve la Feria, bajo la dirección del mirobrigense Pablo Moreno.

Como explicó el propio Pablo Moreno al acabar la función, los impulsores de la Feria, en este caso actores por una noche, son “gente normal” que desde hace unos años “trabaja para poner en valor el patrimonio inmaterial de Ciudad Rodrigo”, lo que implica en este caso una larga preparación que arrancó el último lunes del mes de junio en el mismo lugar donde se acabó escenificando la obra, en los antiguos jardines Bolonia.

Hasta allí se acercó en la noche sabatina –muy agradable para las fechas en las que nos encontramos- una ingente cantidad de mirobrigenses, que fueron entrando a la zona desde la Rúa del Sol, pasando en medio de las dos filas que tenían configuradas los propios miembros de Rodericus. Una vez en la zona de Bolonia, los espectadores tuvieron la oportunidad de repartirse por las tres gradas desplegadas (la central es la que se monta en la Feria de Teatro en Los Sitios), que se llenaron por completo, quedándose muchísima gente de pie.

La historia puesta en escena en la noche del sábado es la misma que desde el primer año de la Feria (obviamente la historia es la que es), pero en esta ocasión había sustanciales variaciones, ya que para relatar esos hechos se ha decidido apostar por el humor en medio del drama, con numerosos comentarios, gestos o situaciones graciosas, que le dieron mucha fluidez a la escenificación, lo que ayudó a que no se notara que los actores llevaban 3 años sin escenificar La Conjura.

Asimismo, para sorprender al público, el guión de este año comenzó con la escena final, evocándose a partir de ahí todo lo que ocurre previamente en la historia de las familias protagonistas. Un año más, la narradora principal del montaje fue la actriz mirobrigense Popy Vegas, en su papel de Gadea, apoyándola un año más el Judío, y como novedad, el primo del Judío, Prudencio, y varios niños, que también le dieron un toque diferente al montaje, haciéndolo más accesible.

Estos conductores de la velada se movieron en un doble escenario de menor altura que el principal, que volvió a tener como fondo un decorado propio, que recrea un trozo de la muralla de Ciudad Rodrigo (con una puerta de acceso) y varios edificios en el horizonte (algunos reconocibles y otros del pasado). Delante de este decorado se fueron representando las diferentes escenas de La Conjura, subiendo y bajando del escenario los propios miembros de Rodericus el atrezzo que necesitaban para cada una.

Para redondear el espectáculo, se contó con la participación musical del grupo Gaitas Sirigaitas que, además de animar la entrada del público, pusieron la música que requerían varios momentos de la obra, así como en el momento festivo final. Tras ello, subió al escenario como decíamos al principio Pablo Moreno (que emplazó al público a disfrutar de lo que queda de Feria y a volver a La Conjura VI el año que viene), antes de realizarse todos los involucrados una gran foto de grupo.

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