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PORTUGAL
Actualizado 26/04/2022 20:49:32
Raquel Martín-Garay

Regalar una pequeña cántara de barro es costumbre por estas fechas en el nordeste trasmontano

Desde las ferias que comenzaron a celebrarse por estas tierras en la Edad Media, la ciudad de Bragança consolidó un mercado, que era celebrado cada año el 3 de mayo, día de las Cruces.

Los cántaros y cántaras de barro eran uno de los productos que se vendían en ella, preparando la temporada de la siega que se acercaba y la época de más calor y más trabajo en los pueblos. Como las mujeres eran las aguaderas,y las encargadas de llevar la comida a los hombres al campo, por estos días eran obsequiadas con un recuerdo de la feria de Bragança: una cántara de barro.

Poco a poco, la razón práctica dio paso a una motivación afectiva, convirtiéndose las cántaras en objeto de regalo, por lo que se redujo su tamaño.

Los hombres se las regalaban a sus madres, madrinas, esposas o novias, siempre por estas fechas de comienzos de mayo. Dado que también era la época donde antiguamente comenzaban los noviazgos, el chico se la regalaba a la chica para declararse.

Así fue como recibir una cantarinha de barro se convirtió en símbolo de afecto y de buena suerte. Las mujeres que recibían más cantidad, presumían de ser las más queridas, las más populares y las más afortunadas.

Se mantiene en todo el nordeste de Tras os Montes, la costumbre de regalar una cantarinha o varias, anudadas en series de tres, durante el mes de mayo. Los padrinos y madrinas se las dan a los ahijados y ahijadas, pero, ahora ya, todo el mundo las regala entre sí, como muestra de cariño y para desear buena suerte hasta el próximo año.

A partir del viernes 29 de abril se celebra en Bragança una nueva edición de la Feria de las Cantarinhas, interrumpida durante dos años por causa de la pandemia de covid-19.

Coincide, como viene siendo habitual, con la Feria de Artesanía, que celebra este año su trigésimo cuarta edición y arranca dos días antes que las Cantarinhas, el 27 de abril. Ambas ferias duran hasta el domingo 1 de mayo. El viernes y sábado los puestos estarán montados a partir de las nueve de la mañana y hasta la medianoche. Habrá animación de calle, con concertinas, gaiteros y otras músicas tradicionales. El certamen culmina con la Media Maratón de las Cantarinhas, el domingo 8 de mayo.

Hoy en día, las muchas y diversas cantarinhas que podemos encontrar en los puestos situados en la Plaza de la Catedral y alrededores, son en su mayoría de fabricación industrial. Solo algunos, oriundos de la región trasmontana, continúan creando las cantarinhas al modo tradicional.

El pueblo de Pinela, situado unos kilómetros al sur de Bragança, lleva su nombre asociado al de las cantarinhas, que se tornaron famosas gracias a la labor de sus alfareras. No servía cualquier tipo de materia prima y el proceso era muy cuidado y laborioso. Las mujeres de Pinela transportaban en burros y carretas el barro desde la aldea de Paredes y la arena desde el pueblo de Gralhós. Con la paciencia de sus manos y los materiales más idóneos, creaban en la rueda cántaros y cantaritas, que después cocían en el horno y vendían por toda la región.

Con la transformación del trabajo agrícola y el éxodo rural, el oficio estuvo a punto de perderse, pues la última locera de Pinela cerró en los años noventa. Sin embargo, Julieta Alves, nacida en Pinela, aunque emigrante en Francia durante muchos años, retomó la actividad aprendida de una tía suya, una vez regresó a su tierra, ya a comienzos de este siglo. Hoy en día se empeña en no dejar morir el saber y la tradición, y se dedica a impartir cursos a quien quiera aprender a fabricar cantarinhas y otras piezas de loza tradicional.

Entre los muchos puestos de cantarinhas, venidos a Bragança desde todos los puntos del país, hay algunos del nordeste portugués, y está el de la localidad de Pinela, que se precia de vender las auténticas cantarinhas, al menos, las más artesanales.

Ambas ferias, de Artesanía y de las Cantarinhas, se celebran en el centro de Bragança. Hasta hace unos años se celebraban en el interior de la ciudadela, situada en la parte alta de la ciudad, pero el evento tomó tal dimensión y era tanta la afluencia de visitantes, que tuvo que comenzar a organizarse en la parte urbana donde convergen todos los caminos, así como la actividad comercial y cultural de la ciudad: entre la plaza de la catedral, la plaza Camões y las calles y plazuelas adyacentes.

Además de esta especie de ‘botijos’ trasmontanos, hay puestos de cerámica, marroquinería, antigüedades, textiles para el hogar y moda, productos hortofrutícolas, de panadería y dulcería o licores, desde el miércoles 27 abril hasta el domingo día 1 de mayo.

Una forma de hacer comercio al aire libre que invita a callejear por Bragança estos días de temperaturas suaves, por las calles comerciales y por las del centro histórico, por las callejuelas empinadas de la ciudadela intramuros y por el apacible paseo peatonal a orillas del río Fervença.

Y pasear rodeados de cantarinhas. La cántara de barro, que otrora sirvió para mantener el agua fresca durante las largas jornadas de faena agrícola, es ahora utilizada para adornar las casas trasmontanas. Recibirlas, según la tradición, trae suerte.

LOCALIZACIÓN

Feria de Artesanía - Praça Camões

Feria de las Cantarinhas - Praça da Sé y calles del centro

Más información en la Tienda Interactiva de Turismo, situada en la céntrica Rua Abílio Beça, nº 104 de Bragança

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