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SOCIEDAD
Actualizado 06/01/2022 00:08:02
David Rodriguez

Un chaparrón sorprendió a los Magos de Oriente en su recorrido por las calles mirobrigenses

Después de que en 2021 no pudiesen recorrer las calles por culpa de la pandemia (su encuentro con los mirobrigenses se limitó a una estancia estática en la Plazuela del Conde), Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente pudieron volver a salir en la siempre mágica tarde-noche del 5 de enero por Ciudad Rodrigo en la clásica Cabalgata, pudiéndose considerar que este año hubo ‘varias en una’, por todas las circunstancias que envolvieron la cita que fueron cambiando el escenario.

De salida, la pandemia había provocado que se decidiese no repartir ni lanzar caramelos en ningún momento, y que se suprimiese el habitual final en la Plaza Mayor para evitar aglomeraciones, con lo cual se planeó que los Magos únicamente pasasen por el ágora (finalmente sí hubo una pequeña parada en ese lugar, para entregarles la llave de la ciudad), haciendo en compensación un recorrido más largo por las calles de Ciudad Rodrigo.

Sin embargo, el cielo añadió aún más condicionantes a la tarde, porque la lluvia hizo acto de presencia, cayendo de forma constante (y en algún momento con cierta intensidad) entre las 16.00 y las 18.00 horas. A partir de ésta hora, parecía que la magia de los Reyes se iba a volver a imponer, ya que no sólo cesó la lluvia, sino que el cielo se despejó en un visto y no visto, con lo cual parecía que la Cabalgata prevista se iba a poder desarrollar con total normalidad.

La única pega hasta ese momento era que, como la lluvia cayó hasta las 18.00 horas, se retrasó ligeramente (unos diez minutos) la puesta en marcha de la Cabalgata, por el tiempo necesario para que los Amigos de la Ilusión terminasen como es habitual de montar las carrozas a las puertas de la nave municipal anexa a la Escuela Infantil José Manuel Hidalgo (había que encajar los tronos de los Magos en cada una de las carrozas, ya que por cuestiones de altura no se podían poner dentro). Como se puede ver en las imágenes, este año no hubo una ‘temática’ concreta, apostándose por unas amplias y decoradas escaleras hasta esos tronos reales, en cuya parte inferior iban pintados dibujos de Mickey Mouse y elementos navideños.

Los Reyes Magos desfilaron rodeados de integrantes del Grupo Scout Kennedy en la parte final de una larga comitiva (el cierre definitivo era un vehículo de la Cruz Roja), abierta por un vehículo de la Policía Local y otro de los Bomberos Voluntarios, a los que seguían varios vehículos decorados y grupos de animación a pie. Más atrás estaban ya la Estrella de Belén y el Cartero Real, antes de que un vehículo de la Guardia Civil escoltase a los Magos, que suscitaron bastante más expectación que otros años en la zona de la salida (quizá por las dudas de lo que podía ocurrir más adelante).

El problema de la primera parte de la Cabalgata fue que la comitiva se fue esparciendo, yendo los Reyes Magos bastante descolgados respecto al resto (se abrieron algunos huecos que incluso aprovecharon vehículos para cruzar de un lado a otro de la Avenida de Salamanca). Aunque se intentó hacer un reagrupamiento en El Cruce, enseguida volvió a ‘romperse’. Además, como cuestión adicional, a punto de entrar en la calle San Fernando, hubo un problema eléctrico en el vehículo del Cartero Real, que por fortuna se consiguió arreglar en pocos minutos.

Como el cielo parecía tranquilo, se respetó el recorrido original, llegando la ‘sorpresa’ cuando los Magos estaban entrando en la calle Laguna procedentes de San Fernando (la cabeza de la comitiva iba bastante más adelantada), ya que empezó a llover, y además con bastante fuerza de forma repentina. Todos aquellos que lo estaban viendo a pie de calle (hubo bastante seguimiento en todo el recorrido desde ventanas y balcones, se supone que bastantes de ellos confinados por la pandemia), abrieron sus paraguas rápidamente, mientras que aquellos que no tenían buscaron refugio, por ejemplo en esa zona bajo las sombrillas de la Cafetería La Glorieta o en el edificio de Hacienda.

Producto de la lluvia (que llegó a las 20.05 horas), la comitiva aceleró el ritmo, pero todos los que formaban parte de la misma se calaron por completo durante los algo más de diez minutos que estuvo cayendo. En ese rato, fueron avanzando por la Avenida de Béjar, la Glorieta del Árbol Gordo, la Avenida de España, la Avenida de Yurramendi, Plazuela de San Salvador, Díez Taravilla y La Colada, para acabar alcanzando la Plaza Mayor, donde ya no llovía cuando entraron.

Pese a que se había dicho que no iban a parar, y a que estaba lloviendo bastante, numerosas personas se animaron a subir hasta el ágora mirobrigense, donde lo que se realizó fue la entrega por parte del alcalde Marcos Iglesias al Rey Melchor de la llave de la ciudad para que a lo largo de la noche pudiesen entrar en todas las casas de Ciudad Rodrigo. Para hacer esa entrega-durante la cual sonó el Reloj Suelto- las tres carrozas de los Magos llegaron a los pies de la Casa Consistorial, mientras que el resto de la comitiva fue directamente hacia Julián Sánchez, para continuar hacia las Puertas de Amayuelas, en la parte 'nueva' de la Cabalgata producto de la pandemia.

En lo que quedaba dentro de murallas, la comitiva –que fue de nuevo reagrupada- todavía fue a un ritmo tranquilo, acelerando un poco el paso una vez salieron de las mismas, ya que quedaban pocas personas por el recorrido que realizaron por la Avenida Sefarad, Glorieta del Árbol Gordo, Avenida de Béjar, calle Virgen de la Peña de Francia y Paseo de Carmelitas, para alcanzar de nuevo la nave situada junto a la Escuela Infantil José Manuel Hidalgo, donde se dio por finalizada una Cabalgata mucho más enrevesada de lo habitual en torno a las 21.20 horas.

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