Según Julius Klein, estas asambleas podrían tener precisamente un origen visigodo, ya que se encuentran referencias a las mismas en el Fuero Juzgo (Klein, 1936). De hecho, son numerosos los artículos de este texto normativo que hacen referencia a la ganadería y a la explotación pecuaria.
Así, una de las leyes recogidas en dicho Fuero reza: "Que los pastos que no son cerrados non sean defendidos á los que pasan por camino", por la que se dispone que no se prohíba el pasto a los ganados en los campos abiertos, indicando al mismo tiempo que "e los que van de camino non deven aver ninguna caloña, e ca estos tales poden pacer con el ganado el campo que no es cerrado".
La entrada de los musulmanes en el S. VIII en la península fracturó este desarrollo. De los dos pueblos invasores: el árabe y el bereber, fue este último el que eligió las tierras de la sierra para continuar la labor pastoril que ya desarrollaba en África.
La Reconquista cristiana, que no concluyó hasta la toma del reino nazarí de Granada en las postrimerías del s. XV, trajo consigo una nueva inestabilidad. La ganadería adquirió supremacía y privilegio frente a la agricultura, por una razón muy sencilla: su facilidad para estrategias de defensa, dado su carácter nómada. La incorporación de inmensos territorios al sur, con clima más suave, constituyó, evidentemente además, un conjunto de excelentes pastos de invierno.