SOCIEDAD
Actualizado 17/01/2021
David Rodríguez

Entrevistamos a Rubén Juy, que cada domingo ofrece un artículo en Ciudad Rodrigo Al Día

-Para quién no te conozca, ¿quién es Rubén Juy?

-Soy un chico normal y corriente. Aunque sea escritor, siempre me ha resultado muy difícil definirme. Prefiero que sea el lector quien, después de haber leído algo mío, saque sus propias conclusiones.

La escritura, en cierto modo, también me ha ayudado a encontrarme como persona.

-¿Cuándo te aficionaste a escribir? ¿Te has formado para ello?

Escribo desde bien pequeño, no sabría decirte. En otras entrevistas me han hecho esta misma pregunta y nunca he sacado nada en claro. Supongo que, como la mayor parte de las personas, comenzaría a escribir por pura supervivencia. Algún desengaño personal, amoroso, familiar? Siempre he utilizado la escritura como medio para canalizar muchísimas sensaciones y sentimientos. Por suerte hay de todo; no siempre son malos.

Nunca he estudiado nada relacionado con el arte de la escritura, aunque desde bien pequeño disfruto mucho leyendo. En cierto modo, veo muy difícil que alguien que no lea con cierta asiduidad pueda llegar a escribir de forma correcta.

-Ya tienes una novela publicada, Almas de Plata, ¿de qué trata? ¿cómo fue aquella experiencia de crearla?

-Almas de Plata ha sido mi primera novela, por lo que, aunque con los años mi escritura mejore (ojalá), siempre voy a recordarla con una sonrisa en la cara y, por qué no, alguna que otra lágrima.

Fue una época preciosa de mi vida. Dos años en los que me metí completamente en la piel de Tony, el protagonista, y de Vero, su compañera de vida. Al ser una novela que trata sobre discapacidad, tengo que reconocer que me encontré muy cómodo en todo momento. Es un campo el cual trabajo y admiro desde hace muchísimo tiempo.

Por contaros un último secreto, la novela se publicó en enero de 2019. Todavía, a fecha de hoy, no he tenido el valor de leer mi propio libro en formato físico. Durante el proceso de edición sí, naturalmente, pero desde que tuve el producto final en mis manos, me achico cada vez que lo veo. ¿Y si hay alguna falta de ortografía? Por conversaciones con otros colegas escritores, sé que no soy el único que piensa así.

-Y en paralelo, ¿cómo fue la etapa de darla a conocer y entrar en contacto con los lectores?

-La mejor parte, desde luego. Si escribir un libro es bonito, interactuar con tus lectores es mil veces más gratificante. Al fin y al cabo, ellos son la parte más importante de cada libro.

Durante el 2019 viajamos a muchísimas ciudades. Digo viajamos porque, aunque yo escribiera el libro como tal, el resultado final no hubiera sido ni la mitad de bueno de lo que fue sin la ayuda del enorme equipo humano que me facilita, enormemente, esta aventura literaria.

Salamanca, Zamora, León, Valladolid, Madrid, Murcia, Málaga, Sevilla? como capitales de provincia, y luego sitios más pequeños como Béjar, o aquí mismo, en Ciudad Rodrigo. De todos ellos guardo un recuerdo formidable, pero no por la ciudad, que también, sino porque todas las personas que conocí aportaron su granito de arena en esta experiencia inolvidable.

Fue un año de dormir poco, viajar mucho y tener los nervios a flor de piel casi todo el tiempo. Cuando alguien te habla por redes sociales y te dice que le encanta lo que escribes es una cosa, pero cuando le tienes, cara a cara, es otra muy distinta.

Recuerdo, también, los nervios minutos antes de empezar una presentación o una firma? ¡Ay!

-Bromeabas con ello en redes al hilo de los Santos Inocentes, ¿crees que podría llegar a convertirse en un producto audiovisual?

-Muchos lectores me lo han dejado caer; que la historia es perfectamente adaptable al cine. Como es lógico, lo veo muy difícil, por no decir imposible, pero es algo que me encantaría.
De escribir algo de idea tengo (no mucha), pero de rodar una película cero patatero. Ahora bien, como broma coló perfectamente.

-¿En qué te inspiras para escribir?

-Hasta que me puse con Almas de Plata, solo hacía microrrelatos o relatos cortos. Solía presentarme a certámenes donde me obligaban a seguir unas bases, por lo que muchas veces tenía que ceñirme al guion del concurso. Eso referente a textos que se puedan leer; que son públicos, vaya. Los otros, aquellos más personales que no creo que salgan a la luz, trataban de los miedos e inseguridades que un chaval iba encontrando en su día a día. Amores, desengaños, tristezas, alegrías? Todo eso sirvió como inspiración a la hora de comenzar.

Ahora, ya no tengo tanta necesidad de soltar mis frustraciones vitales porque, ciertamente, ya no hay tantas. He evolucionado, si se puede decir así, a una escritura más comercial y no tan personal. Supongo que son etapas por las que cualquier escritor debe pasar.

-¿Hay algún género en el que te encuentres más cómodo o te guste más?

-Narrativa, sin duda. Sea la historia de cien, de mil, o de noventa mil palabras. Me gusta desarrollar la trama; dar vida a los personajes y conocerles a fondo. Empatizar con ellos, entrar en su interior y hacerles perrerías.

Nunca he estado cómodo con la poesía, por ejemplo, aunque sí me gusta leerla.

-Escribes semanalmente en Ciudad Rodrigo Al Día y también ofreces píldoras en tus redes sociales, ¿qué intentas ofrecer en ellos?

-Hoy en día, nos guste más o menos, pasamos un montón de horas en las redes sociales, por lo que es un espacio idóneo para aquellos artistas que queremos mostrar nuestro trabajo de forma fácil y accesible, dando opción al público de ejercer ese feedback tan rico y necesario.

Aquí, en Ciudad Rodrigo Al Día, disfruto como un niño chico. Al ser un medio público y visto por tanta gente de la comarca (y no solo de la comarca), puedo abordar una gran cantidad de temas que, bajo mi humilde opinión, son necesarios para la sociedad. Procuro dejar a un lado la vena creativa y me centro en la actualidad, ofreciendo reflexiones sobre diferentes noticias o sobre pensamientos propios. Por lo que veo, suelen gustar, y, lo más importante, hacen pensar, una de las cosas más difíciles de conseguir en el lector. Si lo consigo, yo tan contento.

-Actualmente estás preparando tu segundo libro, ¿cómo marcha la preparación? ¿Qué nos puedes avanzar del mismo?

-Así es, me encuentro escribiendo mi segunda novela. Comencé en enero del año pasado y, si todo va según lo planeado, en este mes de enero del 2021 la finalizaré. Luego viene la parte más aburrida de correcciones, reuniones con editoriales? Pero el libro, como tal, estará finalizado antes de febrero.

De su contenido, por ahora, no puedo adelantar mucho. Os puedo decir que es una historia completamente alejada de Almas de Plata, donde intento salir de mi zona de confort, algo necesario para cualquier escritor si quieres seguir progresando.

He dejado a un lado ese tono romántico y humano de la primera novela, y lo hemos cambiado por algo más crudo y complicado. He trabajado el suspense, la supervivencia, el miedo y la toma de decisiones. De todo eso trata este nuevo libro del que, por desgracia, todavía no puedo daros un nombre, aunque ya está decidido. ¡Ya me gustaría a mí!

-¿La pandemia ha afectado de algún modo a los plazos del libro?

-En mi caso, y supongo que en el de otros muchos autores, para bien. Han sido meses muy duros, donde era necesario, sí o sí, tener la mente ocupada en otra cosa que no fuera esta lacra que nos ha tocado vivir. Aunque comencé en enero, cuando todo esto era impensable, los meses posteriores me vinieron de perlas para poder avanzar en su escritura.
Hasta de las cosas tan malas como esta podemos sacar algo positivo.

-Gracias por tu tiempo

-Me gustaría daros las gracias por esta entrevista y por hacer unas preguntas tan interesantes. Es un verdadero placer colaborar, de forma semanal, en este gran medio. Un saludo para todos y cuidaos mucho hasta que esta pandemia termine.

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